viernes, mayo 12, 2006

Pintando palabras hasta crear historias.



Muchas veces me dedico a pintar con letras negras los espacios blancos que hay en mi cabeza. De ahí salen historias FICTICIAS que suelo plasmar por aquí de vez en cuando. Ahí va una de ellas...

Salí del útero de mi madre y la maté… Estoy seguro que fui yo. Me dio igual que mi padre y una ristra de psicólogos me dijeran lo contrario e intentaran barrer de mí la culpa como lo hacían con las pelusas de debajo de sus camas. Empecé mi vida matando, me di cuenta que la vida y la muerte van de la mano, que son siamesas, que beben del mismo vaso y con la misma pajita, que son dos caras de una misma moneda. Me lo reveló mi madre en un sueño. Ella ahora está muerta.

Me compraron un pollo cuando tenía alrededor de 7 años. Una estúpido moda que hizo furor en todos los hogares españoles…, un pollo pequeño que correteaba por enlosados y tarimas cagándolo todo, lo que son las modas. Yo podría reavivar esa moda otra vez, me cagaría en todos aquellos que compraron un pobre pollo y lo metieron en sus casas de la ciudad.

También maté al pollo. Quise ver si podía andar sin patas, pero no pudo. No se movió. Mi padre me dijo que se fue al cielo de los pollos y yo le dije que no me mintiera. No me volvió a comprar ningún otro animal de compañía…, en el fondo lo entiendo.

Intenté convivir con mi inocencia, pero la maté a muy temprana edad. Un sábado me encontré con una compañera de colegio detrás del quiosco que cerraron porque Teresa la tendera era narco y vendía coca al igual que nubes o gusanitos. Esta vez no, no maté a la pequeña Isabel, ni tampoco la violé. Ella misma quiso chupármela allí mismo y yo me dejé hacer. Le di las gracias a Dios y a Teresa porque le hubiera vendido todos esos chupa-chups de fresa a Isabelita y pudiera practicar con ellos.

Ya de mayor maté mi dignidad y mis sueños de un sólo disparo trabajando en algo que nunca imaginé que habría acabado haciendo... Fui director de Recursos Humanos y me dediqué a matar trabajadores a golpe de despido. Me harté a firmar en sus lápidas con el mismo bolígrafo que usé para rellenar sus finiquitos.

También acabé matando todas las relaciones que tuve. Era fácil, bastaba con hacer lo contrario que Jorge Bucay dice que es lo correcto. Cuando me quedé solo del todo ahogué la soledad con Internet y putas. Al final llegué a la conclusión de que Internet es una gran puta y, encima, de las caras.

Y ahora que yo también estoy muerto tengo aquí a todo el mundo haciendo cola para pedirme explicaciones.

Ni muerto me deja la vida en paz, joder.

29 comentarios:

Esther dijo...

Todas las vidas tienen algo de parecido entre ellas, lo que las distingue es, quizás, la forma de expresarlo. Todas tienen algo de desgarrador, tierno, imposible, y certero.

gianis dijo...

todo el mundo pidié´ndote explicaciones? a ver si me he equivocado y he entrado en el blog de alex...

Alumnedelmon dijo...

A ver, ¿cómo se hace para no pasar por pelota o chupapollas y decir que este post me parece genial?
Echaba de menos esa parte oscura, Arcadas. Este sí que es un vómito en toda regla, oscuro y maloliente. Inteligente. Pura muerte en vida.

Pero eso de poner FICTICIAS en mayúsculas... ¿A quién pretendes engañar? Sé que tu madre está muerta y que violaste a una niña tras un quiosco murciano. Así que es autobiográfica. Admítelo.

Criminal.

Pow dijo...

Es esa maldita manía de acabar con todo la que hace que nada pueda terminar. La vida, la muerte, la existencia es un contínuo ininterrumpible. Tratar de cortarlo mediante hachazos es tan solo una manera de no aceptarlo. Pero ahí está, sin dejarnos en paz jamás.

Natxo sin parentesis dijo...

La última frase es brutalmente genial.
Enhorabuena

Mar dijo...

Chico, llena más de vez en cuando los agujeros. Me ha encantado lo del Jorge Bucay jajajaja ¿alguien puede hacer lo que dice Jorge Bucay?
Muy triste, muy triste todo ¡pobre pollo!

Arca dijo...

Ni muerto le dejan a uno en paz, hay que ver, y eso que era un asesino retórico, porque literal... solo mató un pollo y además sin maldad, solo con intencios expeditivas.
Por cierto, no estoy segura porque no lo leo demasiado, pero apostaría a que si haces todo lo que Bucay dice, también la puedes cagar... esta manía tonta que tienen las recetas de no hacerse infalibles

Ysbrand dijo...

Que guay. Yo maté un pato, pero fué un accidente espantoso del que no fui responsable (sin mutilaciones). Aun así todos los animalitos me quieren, como a Cenicienta.

La kioskera narco me encanta. Es genial.

Y toda la cuesta abajo de la historia también. Arcadas, menuda pieza estás hecho. Un dia de estos nos haces una novela y nosotros sin saberlo...Ay!

Macacolandia dijo...

Muy buena la historia, contigo la muerte tenia que hacer horas extras. Y la vida que pesada eh?
Un saludo:

Paco dijo...

me parece un relato genial! felicidades!
pero yo no mate a mi pollo! fue mi madre! lo axfisió con una manta por la noche y se justificaba dicienda que era para que no pasara frio! asesina!!

Juan Muriel dijo...

no se si lo que cuentas está basado en hechos reales o es ficcion pura y dura pero... ¡yo si que tuve un pollito a la tierna edad de 3 años al que maté por hacer un experimento! de hecho creo que mi miedo hacia los pájaros viene de ahí.

Anónimo dijo...

Me atrae este relato como la mierda atrae a las moscas. Me atraen esos momentos de vida con la muerte, es paradojico y un poco gore, pero me atrae tu relato, la alegria no es tan divertida al fin y al cabo jijiji (amame y muere!) :P...

Administrador dijo...

me gustan los cuentos crueles, qué se le va a hacer, cuentos que hablan de un mundo perverso en este mundo. Me ha encantado, un saludo.

Bito dijo...

Desde luego que quien mal empieza mal acaba.


Me flipan tus cuentos.

Jose Antonio Vallejo Serrano dijo...

La culpa de todo como no, la tiene Jorge Bucay, no has querido resaltarlo pero lo has tenido que poner, no has podido evitarlo... Mi blog sigue sin admitir comentarios de nadie...

Anónimo dijo...

Me gusta, este tipo de relatos son los realistas y nada empalagosos que tanto me gustan.

Anónimo dijo...

es solamente para dejarte aqui un pequeño vómito de respeto.
cheers

claradriel dijo...

...
Me incomoda

Elena -sin h- dijo...

Quien dijo que la muerte era la paz eterna? De eso nada...

Ashavari dijo...

:)... curioso después de tanta muerte... Ya sabes... la curiosidad mató al gato... (a ese no le mataste tú) muak

Seilgard dijo...

Por muy puteado que estés en la vida hasta para morirte tienes que dar explicaciones y pedir permisos y más te vale ser listo porque ni suicidarte...Que le pregunten a los Sampedros o a los que no consiguen suicidarse y enciman pagan multas y/o cárcel...

Gran post.

Pol dijo...

el post de Seilgard es mío...que estoy en su casa...;)

Darkblue7 dijo...

Jodidamente genial

Iván dijo...

De pequeño también tuve en mi casa uno de esos pollitos amarillos (uno o varios) y gusanos de seda, y conejitos... hombre, hoy en día ya no se hace eso, a dios gracias, es un poco salvaje meterlos en pisos de ciudad, y que acaben tirándose por los balcones, o aplastados por un mueble.

Muy bueno lo de Teresa y los chupa chups... ;PP

Bowie dijo...

qué bueno,
el lado oscuro de "para, porfavor..."

a medio camino entre Tim Burton y Pesadilla en Elm Street

sí, recuerdo esa moda de los pollitos. Los hacían luego de colores raros, morados, azules...era horrible

abrazo

Anónimo dijo...

.

Me encanta que nos encanten los protagonistas oscuros, las desgracias y el trapicheo infantil.

Siempre he pensado qué pasaría si a un bebé le diera por agarrar una tripa y tirar y tirar y tirar...

Cuando era pequeño mi abuela irrumpió en casa con tres pollitos, sólo tres pollitos. Como eran demasiados, mi madre decidió llevarlos al campo, donde mi tío tenía un corral. Fue meterlos dentro y contemplar cómo gallinas y gallos mataban a picotazos a los tres extranjis. Pobres...

Un beso.

Anónimo dijo...

y el señor chinarro de fondo eh.....

Pat Robles dijo...

A veces se mata sin querer, simplemente se está podrido y se pudre todo lo que hay alrededor de uno. Es haber nacido con una maldición.

Fdo: un infeliz crónica, a la que seguramente pidan explicaciones una vez haya muerto.

Anónimo dijo...

Todos tenemos algo de asesinos, incluso en la ficción...