domingo, diciembre 30, 2007

Los últimos coletazos.


Saboreo un café en la oscuridad de mi habitación -no sé por qué pero sabe mejor que con luz-. Le doy vueltas lentamente con una cucharilla emulando algo que he sabido hacer muy bien en mi vida; ir en círculos una y otra vez.

De fondo suena Pinknruby y, mientras, observo cómo el antivirus chequea mi ordenador de arriba abajo, carpeta a carpeta…. Es curioso, me quedo pensando y decido hacer lo mismo con mi vida en este último año. Mes a mes. Chequearla. Y me doy cuenta que se ha cumplido todo (o casi todo) lo que me propuse cuando en diciembre del año pasado decidí dar el paso de salir de mi ciudad e irme a otra. Totalmente perdido en medio de una densa niebla y sin saber qué iba a pasar.

No ha ocurrido nada por arte de magia ni de un día para otro, sino con esfuerzo, paciencia y un poco de ayuda… Este año me ha demostrado que la vida puede cambiar si te mueves, dejando atrás la huella de tu cómodo sofá, enfrentándote a algo que no sabes cómo va a resultar y echándole huevos revueltos con ganas, ilusiones y una pizca de miedo, para qué engañarnos…Puede que no sea una receta universal, pero debería serlo.

Y el antivirus termina y detecta un spyware, y supongo que sí, que habrá alguno de esos en mi vida…, pero creo que le van a dar mucho por culo. El por culo más grande del mundo, mira lo que te digo.

Así que arriba niños, que llega un nuevo año y puede que este SÍ que sea diferente. Lo deseo de verdad.

Abrazos.

miércoles, diciembre 19, 2007

Bocados de lo cotidiano.


Lo de mi compañero de curro clama al cielo. Recuerdo haber comentado que creía que era una chica convertido en chico, pero no, es un chico chico, lo que pasa es que tiene una cara muy femenina y, paradójicamente, unos gustos remarcadamente masculinos. Ayer, sin ir más lejos, me preguntó si había visto las noticias de deporte, que si me había enterado que Koeman había prescindido de Cañizares y Abelda… Menos mal que no pudo ver mi cara de estupefacción y horror detrás del ordenador porque no tenía ni puta idea de lo que me estaba hablando. Le contesté que no, que no había visto las noticias, pero me dieron ganas de decirle que a mí me hablara de esgrima con dos penes, de encestarla en un hoyo, de comidas de pértiga o de natación estilo mariposa, que todo eso iba más conmigo…, pero me callé, claro.

Por otra parte Burjassot no deja de sorprenderme. A parte de que cada dos por tres hay una caída de red de Vodafone (que sí, que me lo ha dicho la dependienta de la tienda de aquí, esa a la que denomino la chica “A dos metros bajo tierra” por la raíces negras de su pelo rubio), bueno, pues a parte de eso, el domingo pasado salimos a dar un paseo por un parque cercano a casa que está totalmente cruzado por unas vías de tren, así, en plan decoración..., o al menos eso pensaba yo hasta que pude ver con mis propios ojos como un minitrén de verdad, con gente (también de verdad) subida encima, esperaba a que el maquinista pusiera rumbo a…, ¿los árboles del fondo? No tengo ni idea, el caso es que me hizo mucha gracia ver a esos padres con sus hijos en brazos y las piernas flexionadas hasta casi descoyuntarse encima de un tren liliputiense…

Aún con esa visión en las retinas el día acompañaba, así que nos sentamos en un banco solitario con el sol de cara y los abrigos puestos. Yo saqué mi cigarrito de la felicidad, tú tu libreta de apuntes. Yo inhalaba humo, tú exhalabas palabras mientras leías lo que habías estado escribiendo durante muchos años… Yo me recosté sobre tus piernas y te pedí que me tocaras el pelo…, estaba allí pero no, todo cobraba sentido a golpe de calada. Y recuerdo que me regalaste una de tus frases, algo así como que debemos darle sentido a la vida quitándole sentido a las cosas. Muy adecuada para mí (me conoces tan bien). Y me cantaste la canción que quería escuchar en ese momento mientras el sol me hormigueaba la cara y mi cuerpo viajaba por las notas imaginarias que salían de tu garganta. Y me di cuenta que no estábamos aquí, sino más allá, justo como la canción que entonabas en ese preciso instante…, a mano derecha, en algún lugar sobre el arco iris. Justo ahí. Los dos.

Audio - Somewhere over the rainbow

jueves, diciembre 06, 2007

Atípico, bienvenido.


No tengo puente, me jodo... Al menos hoy ha sido un día diferente.

Me he hecho un trasquilón enorme en el pelo por mi manía de jugar a los peluqueros como quien juega a saltar la vida en una comba y se cae de morros. Me lo tengo merecido. Él se ha reído de mí cuando se lo he enseñado. Descaradamente, además.

Después del disgusto hemos ido a un parque que no conocíamos y que ha resultado estar lleno de familias peperas con hijos paseando y navegando por el lago, fachorras de pelo cano con perro, parejas felizmente vestidas de sport, ciclistas y, luego, nosotros dos.

Después todo ha pasado muy rápido. He sacado el cigarro concienzudamente líado, he destapado mi barriga para que le diera el sol y que, de paso, mi ombligo sonriera un poco. Me he acordado de la escena de “Happiness”, esa en la que el pedófilo se imagina en un parque matando indiscriminadamente con una recortada a la gente que tranquilamente disfruta del día. Pero no, en mi cabeza no era yo el que mataba a los demás, sino uno de los impactados por la bala... Hoy no me siento asesino de masas.

Y nos hemos cruzado con una perra llamada Loli, y también con la señora Miliki... -¿Quién?-..., sí, esa señora que va pintada como un payaso. Luego hemos pasado por el rincón de los bulldogs franceses -¿por qué coño le ha dado a todo el mundo por comprarse ese raza de perro?-. Te robo un beso y me empalmo –pero no te lo dicho-... Me quitas un pelo que me sobresale de la ceja y me duele a morir... -pero casi no lo noto, es raro-.

Y por la tarde una niña tan guapa e inteligente como su prima pregunta “¿Qué hay arriba…, el mundo?”. Y no sabe la razón que tiene, porque a veces pienso que el mundo esta arriba y nosotros vivimos en otro sitio..., mejor o peor, pero en otro sitio.

Audio: My little airport - Coka, I´m fine.

sábado, diciembre 01, 2007

Killing twin.


A veces las gotas rebosan el vaso, o lo que es lo mismo, la leche se derrama de la botella. Pero lo peor es que no logro encontar una balleta para limpiar todo el desastre, así que sólo me queda echarle kellogs y comérmelo todo…, como siempre.

Mirad lo que os digo, nunca jamás, ni aunque os amenacen con meteros un bomba lapa dentro del culo, os echéis pareja que tenga un mellizo porque, y lo digo por experiencia, no os casaréis con uno, sino con dos… Parece una gilipollez, pero no lo es. Se pasa mal, muy mal, cuando hay una dependencia mutua entre ellos y te ves obligado a compartir algo que, a veces, no te apetece compartir. Llamadme egoísta, puede que no os equivoquéis, pero odio con toda mi alma las relaciones hiperdependientes, aún a sabiendas de que soy más depediente de lo que pienso…, ah, y contradictorio, por si no os habéis dado cuenta, ¡pero esa no es la cuestión!

Y me tengo que calmar para no darle un mordisco a ese cordón umbilical que los une y destrozarlo como un perro haría con una longaniza, sobre todo en esas ocasiones dónde me siento relegado a un tercer, cuarto o quinto plano. Y lo más gracioso es que todo es visto con normalidad por esos dos pares de ojos mellizos (no por los de los demás), y me quedo perplejo, con la lágrima a punto de salir, cuando él no hace nada y me acusa de celoso y de no tener razones. Es frustrante. Histéricamente frustrante.

Pues sí, seré egoísta, celoso, un niñato, un histérico…, pero ellos nunca entenderán la impotencia que se siente, porque yo no tengo un mellizo que tire de mí para casi todo; viajes, actividades lúdicas, tiempos libres y casi para limpiarse el culo en el W.C.

No paro de pensar en esas relaciones que se rompen por un tercero, sin que hayan cuernos de por medio, claro…, aunque a veces creo que uno de ellos está enamorado del otro. Cada vez estoy más convencido, más frustrado y más desilusionado porque él no me entiende ni se pone mínimamente en mi lugar, sólo se deja resbalar suavemente por el tobogán que parece ser el cordón sin saber decir que no a nada, aprovechándose de los bienes que le aporta esa dependencia. Parece una tontería, pero para nada lo es. Me está minando.

Dadme paciencia porque los mellizos duran toda la vida… Bueno, eso o dadme un machete.