domingo, noviembre 25, 2007

Las coco y muy poco.


Ahora noto que el tiempo pasa tan rápido como las hojas del “Hola” en una peluquería. Será porque tengo menos, y, encima, el poco que tengo se escurre como la arena de la playa cuando se te mete en la raja del culo.

Últimamente, y debido a la novedad, es el trabajo lo que inunda mis pensamientos, así que casi no aparecen ideas brillantes en mi cabeza. Es como si se quedaran en la cola, al final de todo, con los brazos cruzados y dando impacientes toquecitos con el pie en el suelo. Espero que no sea siempre así, porque sino apaga y vámonos.

Sin embargo me he dado cuenta de dos cosas muy importantes; que los hombres hucha existen y son esos que se duermen con la boca abierta en el bus y que, además, cuando los miro, me quedo con unas ganas enormes de meterles una moneda de 50 céntimos en la boca. Y, bueno, en otro orden de cosas, también he caído en la cuenta de lo maravilloso que es verle los ojos cuando le regalo algo que no se espera, así, sorpresivamente... Observar esas lucecitas intermitentes en plan ovni y hacerles señales para que aterricen dentro de las mías. Como un contacto interespacial.

Y ahora me voy, que Cocorosie me esperan esta noche en el Greenspace. ¡Iuju!

Audio: Cocorosie - Rainbowarriors

domingo, noviembre 18, 2007

Poco a poco.


¿No os pasa que, a veces, la vida os ciega tanto como cuando miras al sol de frente y tienes que cerrar los ojos o poner una mano delante para no deslumbrarte? A mí me ha pasado, pero mejor eso que tener que andar a tientas porque todo está oscuro. Yo lo prefiero.

Y siento como que empiezo a estar dentro de algo llamado sociedad. Y oigo “clics” cuando paso por algunos sitios, como si las baldosas del suelo empezaran a encajar poco a poco, como si el puzzle de mis manos se fuera construyendo pieza a pieza. Y ya no tengo que dar tantos saltos titánicos como antes para no caerme…, aunque uno nunca se puede confiar. Ni se me ocurre. Todo lo contrario. Tengo listas las zapatillas con bomba de aire…, listas están, pero casi siempre desatadas. Suele ser ley de “atleta de la vida”.

Y ya viene el frío, y cuando se me congelan las ideas les pego un repaso y llego a la conclusión de que poco a poco las cosas se van cumpliendo, lo que pasa es que hay una lista muy larga y todo va lento. Además, me cuesta reconocerlo. El otro día él me preguntó que cuándo me iba a reconciliar con la vida y, la verdad, no sé qué me ha hecho, pero creo que es un mecanismo de defensa, una actitud. A ver si este invierno en vez de coger el abrigo del pesimismo cojo el del optimismo, que queda mejor y estiliza más… O eso dicen.

Audio: Alicia Keys - Tell you something

domingo, noviembre 11, 2007

No hay nada más triste que ser Burjassotero.


El otro día me empadroné en Burjassot. Lo debía de haber hecho hace mucho, quizá por aquello de que si alguna vez me quiero/puedo comprar una casa (brrrffff) y pido una ayuda pues seguro que me piden estar empadronado y jeringas de ese estilo.

Cuando he terminado de hacerlo me he sentido mal…, algo así como si traicionara a mi Murcia del alma, como si renegara de ella, y es todo lo contrario... Ha sido raro, pero justo hoy me he dado cuenta de lo feo que es Burjasot y sus gentes (aunque lo de que huele a mierda es algo que ya sabía). Me he cruzado con un señor con cara de muñeca pepona aplastada que escupía algo que bebía en un vaso de papel en plan arcada, luego me he topado con un caniche que quería montar a un gatito gris que, cariñosamente, se le insinuaba restregándose contra el suelo al lado de un contenedor de basura que tenía unos zapatos negros encima. No sé, todo muy raro. Y ahora soy de aquí, de dónde los perros follan con gatos.

El jueves empecé en mi nuevo curro (en valencia capital) y, bueno, bien, un poco agobiado por la saturación de información, porque me tengo que poner al día de todo, porque tengo poco tiempo para comer, porque tengo poco tiempo en general, y porque me va a tocar comerme algún marrón que otro sin ayuda de nadie, me lo veo venir. Me hace gracia por que el chico al que sustituyo fijo que es gay (lo he visto cantar canciones de Malú en medio de la empresa y enseñar sus calzoncillos verde lima). A parte de eso, uno de mis compañeros (el que realiza las mismas funciones que yo) físicamente parece una chica que se ha convertido en chico, no sólo por su cara femenina, sino por la actitud física y psicológica tan hipermasculina que tiene. Son tonterías, lo sé, pero en vez de una empresa de trabajo temporal puede parecer el teatro chino de Manolita Chén. Pronto iré “desgranando” a mis otras compañeras, a ver qué dan de sí.

Ah, espero que no haya nadie de Burjassot leyéndome…, aunque dudo que aquí sepan lo que es un blog, la verdad.

Ah, y el otro día caí en la cuenta de que no hay nada más triste que el pan Bimbo congelado, por mucho que digan los de Hidrogenesse.

Audio: Hidrogenesse - No hay nada más triste

domingo, noviembre 04, 2007

Vueltas.


Yo de verdad que no me lo explico. Hace un par de semanas me planteaba la posibilidad de volver a mi ciudad natal abandonándolo todo, yéndome con el sabor de la derrota en la boca, que, por cierto, sabe igual que el día después de una borrachera, algo así como la mezcla entre un sabor ferruginoso y semen. Pues sí, todo así de drástico. Me voy, qué lastima pero adiós. Sin embargo las cosas se han ido arreglando. Ha sido todo como un terremoto, como si la tierra se abriera, y de la misma manera que todo se desgarró estruendosamente volvió a encajarse y a cerrarse… Eso no quita para que, como consecuencia, hayan quedado una serie de grietas sobre las que hay que ir echando cemento con mucha paciencia y esfuerzo... Paciencia y esfuezo de dos, claro.

A parte de eso consigo, de la noche a la mañana y para mi sorpresa, un curro decente acorde a mi titulación, a mi formación y a mis expectativas, más o menos lo que yo andaba buscando desde que llegué a Valencia. Aunque, bueno, no cobro un dineral, pero ya es un salto cualitativo y cuantitativo... Y no dejo de pensar que la vida es una compañera de baile un tanto hija de puta, que te da vueltas cuando ella quiere, que, muchas veces, te lleva por dónde te da la gana. Ella siempre será la profesora de baile y tú el puto alumno que la intenta seguir torpemente.

Y me acuerdo de una frase que releí hace poco en mi libro fetiche, Océano Mar, que dice: “Después no es que la vida vaya como tú te la imaginas. Sigue su camino. Y tú el tuyo. Y no es el mismo camino. Es así.

Y no tengo ni puta idea de nada, de si Alessandro Baricco tiene razón o no. Lo único que sé es que espero que la vida me deje quietecito una temporada... ¡ah! y que vaya tirando piedras a su paso para poder seguirla y no perderme. Cojones.


Audio: Koop - I see a different you