Hoy me da por describir el exoesqueleto de mis días. Lo de fuera. De mis días.
He empezado a currar por las mañanas en un sitio nuevo. De mis tres compañeros uno de ellos es gay, muy gay... Tan gay que cuando lo vi bajar por las escaleras me recordó a un cervatillo feliz o quizá a campanilla yendo de nenúfar en nenúfar. Su pelo es indescriptible, con el flequillo liso y peinado al más puro estilo lametón de vaca que, inmediatamente, le sube en forma de cresta “tiburonera” y le hace ser el escualo más peligroso del asfalto.
Por el contrario, en mi curro de la tarde hay nueva becaria que es igualita a Mortadelo…, no sólo de cara sino por la ropa que lleva, que parece que vaya disfrazada. Combinaciones imposibles, estilos inclasificables, look al más puro estilo oligofrénico. Un cuadro.
Lo del metro en estas fechas no tiene nombre…, bueno sí, “peste a sobaco”. Es increíble, infrahumano, narcotizante, implacable. Las moscas caen fulminadas y poco falta para que lo haga yo también. Delante de mí se sienta una señora con cara de mala (a veces es inevitable pensar en ese tipo de cosas), con semblante de hija de puta y las pestañas colmadas en rimmel. Y la miro y pienso que es su maldad la que se concentra en las pestañas en forma de pegotones y grumos y que quizá sea la persona más buena del mundo, pero sus pestañas dicen lo contrario.
Y el jueves Aterciopelados en concierto. Me fascinó. La cantante iba vestida de mamá noela cósmica con chanclas de mercadillo (ver foto) y en plan telepredicadora nos dijo que todas las mujeres son mamás kármicas, que basta de barbies y de silicona, que las mujeres tienen que escuchar, comprender y ayudar…. Un pelín machista ella, pero con una voz y un directo increíble.
También en el metro noto que un cura me mira de reojo durante todo el trayecto y termino mosqueadísimo. Sólo al final descubro que es estrábico... Tiene cojones.
Otro día describo el endoesqueleto de mis días. Lo de dentro. De mis días. Hoy no me apetece.
Aterciopelados - Complemento