La vida sigue igual, como diría Julio Iglesias. La vida me da sueño, como diría el que os escribe ahora mismo. Bostezo los minutos, eructo los segundos… Pero hoy no, hoy os contaré cosas superfluas.
En la entrevista del otro día, esa que era “una primera toma de contacto” sin ningún puesto de trabajo en juego, el entrevistador, un hombre de unos 30 vestido informalmente y de pelo largo, me recibió de la siguiente manera…
-¿Qué tal tío, qué te cuentas? -fue su primera frase seguida de un fuerte golpe en mi hombro y de un poco de desconcierto por mi parte-. ¡No llevas corbata como en la foto de tu currículum, eh! –dijo seguidamente y sonriendo.
-Ni tú tampoco –dije demostrando que también sé jugar al “buenrollismo” y con una amplia sonrisa en mi boca.
El caso es que decía palabrotas cada dos por tres, “¡Cojonudo, tío, cojonudo!”,y mostraba una actitud totalmente compadrera conmigo, lo cual me relajó, todo hay que decirlo. Me contó, entre otras cosas, que en esa empresa todos se llevaban fenomenal y que incluso se iban a hacer actividades al aire libre como, por ejemplo, la tirolina… Outdoor que se llama.
Me llamó mucho la atención el buen rollo que se respiraba por las oficinas y que él mismo irradiaba. Tanto me llamó la atención que no sé si me lo creo… Yo siempre he pensado que un buen ambiente en el trabajo es importantísimo, casi primordial, pero es que parecía todo la montaña de Heidi, sólo faltaba Blanquita con su cencerro correteando por el pasillo.
Donde estoy currando ahora también hay muchos “jijijís” y “jajajás” de los jefes para con nosotros, los pringaos del pinganillo…, pero ya me ha advertido una compi que lleva allí mucho tiempo que todo es fachada y falsedad… Y no deja de llamarme la atención que detrás de una sonrisa se puedan esconder unos colmillos bien afilados. Ahora no sólo vale con hacer un máster de algo para especializarte y encontrar un curro decente, sino que tienes que hacer un curso para encontrarte gente falsa tras sonrisas que sólo son maquetas, que no digo yo que el entrevistador de pelo largo lo fuera, pero es que no me fío ni de mi sombra.
Y entre todo eso sigo haciendo entrevistas telefónicas y encontrándome con gente grande. Como aquella señora a la que pregunté “En una escala del 1 al 10, donde 1 es totalmente de izquierdas y 10 totalmente de derechas, ¿dónde se posicionaría usted o sus creencias políticas?, y ella me contestó “¿yo?, ¡yo no soy de nadie!..., yo sólo soy del coño de mi madre.”
Que sí, que viva la gente y el coño de la madre de esta señora.
Patrick Wolf - The Magic Position