lunes, octubre 29, 2007

Recuerdos mojados.


Últimamente veo borroso. Y no es que mis dioptrías hayan aumentado, ni tampoco es que vaya borracho las 24 horas, ni siquiera es porque el canal de la vida esté mal sintonizado en la televisión que resulta ser mis días... Yo creo, más bien, que es por culpa de las lágrimas que saltan desde el trampolín de mis pestañas haciendo un doble mortal. Peligrosamente caen y realizan el eslalon de la frustración por mi nariz. Y se quedan en la punta esperando saltar hacia el vacío, de puntillas, mirando absortas como quien mira hacia un punto lejano esperando a que se torne nítido, con miedo a deshacerse mientras caen y que, finalmente, cuando toquen el centro de mi pecho, ya no sean nada. Sólo recuerdos... Recuerdos mojados.


Audio: Sigur Ros - Samskeyti

sábado, octubre 20, 2007

Una triste reflexión.


He llegado a la conclusión de que una relación de pareja es como el cordón umbilical de un neonato..., no hay duda de que te da la vida, pero como, desafortunadamente, se te enrosque en el cuello es muy posible que te asfixie o, incluso, te acabe matando...

Audio: The Obligations - In between days

sábado, octubre 13, 2007

Tuercas rosas.

Post-it encontrado y robado en una calle de Murcia.

El cielo está rosa y quiero que lluevan panteras rosas.

Poder abrir la boca hasta hartarme y terminar vomitando hasta lo más rosa que llevo dentro. Teñir las calles de ese color para que Dorothy del Mago de Oz siga el vómito rosa en vez de baldosas amarillas y que, finalmente, encuentre el camino a su hogar de una puta vez.

Lo miro y lo pienso con el mp3 puesto, dudando si cambiar de canción o no, con el dedo preparado, con la duda enganchada en los cables. Y es que a veces la vida se asemeja a ese momento de duda, porque en un segundo y con un solo movimiento puedes decidir si quieres que tu vida suene como una canción acústica-melancólica, en plan poppy-feliz, duro como una canción hard-rock, emocionante como una BSO de aventuras, o tal vez prerfieres dejarlo todo en pura incertidumbre, en modo “pause”. Con un movimiento de dedo, con un simple cambio de chip se puede. Click.

Y ya es de noche, y en el balcón, mientras fumas, ves a lo lejos una montaña donde las casas la iluminan por completo, en toda su superficie…, y te fijas y parece una tarta de cumpleaños; las velas las casas, el chocolate la oscuridad de las rocas. Y, casualidades de la vida, el domingo es su cumple y piensas que deberías regalarle un kit de mecánica por lo mucho que te está apretando las tuercas. Porque se empeña en retorcerlas, en tensarlas al máximo, en estrangularlas…, hasta el punto de que, por primera vez en mi vida, he visto una tuerca llorar.

No sé qué hago mal, pero por más esfuerzo y empeño que pongo nunca es suficiente. Quizá el regalo debiera ser para mí…, un supercurso de mecánica donde aprenda a apretar tuercas para ponerme a su altura y no hacer lo que hago…, callarme y tragarme mis esfuerzos frustrados como si de una pantera rosa se tratase. Y así, de esa manera, me doy cuenta que no sabe igual de dulce que cuando era pequeño, sino todo lo contrario. Se clava y se enrosca por dentro, como una tuerca.


Audio: JJ72 - Nameless

viernes, octubre 05, 2007

En el metro.


Muchas veces tengo la sensación de que ir en metro es como ir por las venas de la ciudad, como si me convirtiera en parte de su riego sanguíneo-mecánico, fluyendo por dentro, de un órgano a otro encima de unos raíles-vena, yendo a parar al intestino delgado para que finalmente te termine cagando en tu parada correspondiente y puedas ser libre.

Es curioso. En una ocasión creí ver a un niño de unos 11 años muy parecido a mí cuando tenía esa edad; desgarbado, ausente, con un remolino en el pelo, de mirada escurridiza, moreno, delgado y de cara alargada. Por un momento dudé si me había equivocado de metro y había cogido el de mi propio pasado, lo cual me dio mucho miedo… Sólo espero que hayan cerrado esa línea para no montarme nunca más.

Y otro día vas y te encuentras al lado de la puerta de salida al típico cachitas de camiseta Jack & Jones apretadérrima, y cuando te dispones a salir no sabes si apretar el botón rojo o uno de sus pezones a lo Mazinguer Z. Y te vas cruzando con gente y, ensimismado, te preguntas si alguno de ellos será terrorista…, que seguro que en sus casas lo son. Terroristas sentimentales. Terroristas de lo cotidiano.

Pero me quedo con la sensación de estar rodeado de desconocidos y, de repente, reconocer su cara entre la multitud. Entonces aceleras el paso, pides perdón por los empujones sin mirar ni siquiera a la cara de la gente que vas atropellando a tu paso, alargas la mano y le tocas el hombro justo como él te toca la pierna cuando por la mañana dormitas mientras se prepara para salir. Y ves como se da la vuelta, e inmediatamente notas como con su mirada rocía magia encima de ti, como si fuera un aspersor, fina y delicada magia encima de ti, refrescándote de la anodina realidad. Y entonces inicias otro viaje, pero esta vez dentro de sus ojos…, sin paradas ni apeaderos. Con un bono que vale para los 365 días del año del resto de tu vida.


Audio: Milosh - You make me feel