viernes, septiembre 28, 2007

Raíces.


Me llama la atención los suelos abombados que, a veces, me encuentro por ahí y que parece como si fueran a estallar de un momento a otro. Entonces coges y te miras los pies e, inmediatamente, ves el suelo deformado mientras te preguntas qué habrá debajo. Y caes en la cuenta de que al lado hay un árbol de considerables dimensiones y que debes estar encima de sus enormes raíces que parecen pugnar por salir.

Eso me hace pensar que a las personas nos pasa lo mismo, que en ocasiones se nos acumulan cosas por dentro, nos crecen las raíces y nos deforman por fuera, nos alteran, no somos nosotros mismos con todo eso ahí metido sin posibilidad de salir, creciendo día a día, a punto de explotar, luchando por ver la luz, asfixiados en busca de oxígeno, teniendo cada vez menos espacio por dentro.

Y otro día pasas por al lado de una inmensa playa y observas a un matrimonio mayor sentados en la arena mientras miran el mar en silencio, sin tocarse. E imaginas sus raíces por debajo de la arena, las del uno enroscado en las del otro. Y caes en la cuenta de que cuando estás con una pareja mucho tiempo la cosa es así, miras hacia a un mismo mar mientras las raíces, por dentro, van entrelazándose poco a poco, como si fueran dos manos. Hasta que encajen. Oxigenándose entre sí. Mirando hacia el mar.... Así.


Audio: Yann Tiersen & Shannon Wright - Pale White

viernes, septiembre 21, 2007

Fruslerizándome.

Me encanta ver cabecear de sueño a la gente que va en el bus de largo recorrido y pensar que en una de esas sacudidas grandes dónde se les cae la cabeza hacia un lado encontrarán el significado de la vida o la solución a algún problema gordo, y entonces se despertarán repentinamente, pondrán la cabeza y el cuello rectos, sonreirán felices, contentos y agradecidos a la compañía de autobuses… Así debería ser.

Justo el otro día se sentó delante de mí un chaval que se durmió inmediatamente dándose unos coscorrones increíbles contra la ventana durante la mitad del trayecto. Por un momento dudé si estaba en el muro de las lamentaciones o en el bus de camino a Valencia.

Luego, otro día, vas y fumas más de la cuenta y miras por el balcón y ves en el parque de delante de casa como un señor mayor con una bolsa verde en la cabeza intenta subirse a un aparato metálico de cuatro patas e imaginas que quiere colgarse para practicar la asfixia autoerótica mientras se pajea en plan exhibicionista, pero no…, enfocas la vista y te das cuenta de que es un anciano con una gorra verde de publicidad que pasea tranquilamente con su taca taca metálico a paso de tortuga…, y entonces te ríes un poco de ti mismo. La risa salva.

Y esa misma tarde le haces una foto a algo que hay en tu nevera y que miras y remiras intentando averiguar si es el miembro amputado de algún caballo de la casa real, si es Alien el noveno pasajero o, por el contrario, la polla de Amor de Gran Hermano. Y no encuentras respuesta.

Y viajando descubres que te gustan los túneles porque en ellos siempre es de noche y la vida de fuera apenas llega como no sea en forma de ráfaga o haz de luz…

Y miras como los túneles tienen una entrada y una salida que suele estar iluminada porque conecta con el exterior, y entre medio oscuridad…, y te das cuenta que es como la vida. Cuando naces tu madre te da a luz, ves la luz y entras de lleno en la vida, inmediatamente te metes en el túnel, vives unos cuantos años y cuando te llega la hora de morir, ¿no dicen que ves una luz a lo lejos?…, pues yo creo que eso es porque ves la salida del túnel. Allá, en el fondo a la izquierda. Y todo eso te viene a la cabeza mientras buscas un mechero para iluminar el túnel que resulta ser tu propia vida.

Y disfrutas de las peculiaridades de la gente, como las de una compi de curro que dice pantalones de “piquillo”, mientras te quedas con ganas de decirle “¿Cómo los pimientos, no?”

Y, por último, cuando llegas a casa buscas en los cajones y revisas los papeles de compra de la parcela en la que invertiste hace mucho…, allá, en algún sitio sobre el arco iris.

Esperando que no la ensucien.

Esperando que no la usurpen.


Audio: Enon - Natural Disasters

jueves, septiembre 13, 2007

Funambulista.


Las heridas se abren, las brechas también, los frentes lo hacen de par en par y por triplicado... ¿Qué clase de ensañamiento es éste?, me pregunto, ¿es algún chiste que la vida cuenta a la muerte mientras se toman un café?... Gracia, lo que es gracia, no me hace, la verdad.

Miro por la ventana mientras los poros de mis mejillas absorben licor de lágrimas. Noto como se emborrachan y cantan canciones melancólicas con un piano de fondo. Veo los cables de la luz cruzando el cielo nublado y me siento funambulista encima de ellos…, el funambulista del tendido eléctrico quiero que ponga en mi DNI, con miedo de dar un paso en falso. Es fácil, o me caigo o me electrocuto…, o llego al otro lado, claro.

Ríete tú de los de “Perdidos”. No hay que irse a una puta isla para sentirse así… Es simple, sólo hace falta darse una vuelta por la isla que todos llevamos dentro. Eso sí, mala suerte si no sabes el camino de regreso a la civilización. Y no esperes que nadie vaya a salvarte porque, desafortunadamente, no sirve de nada. Es un espejismo.

Sal de allí haciendo el muerto, sal de allí braceando, pero sal de allí por lo que más quieras, me digo a mí mismo.

Y le doy las gracias por enseñarme el camino, por hacerme saber una vez más que está ahí... Ahora sólo hace falta que mis pies reaccionen y salten el charco de arenas movedizas que tengo frente a mí para abrazarle de nuevo. Como antes.


Alicia Keys - No one

viernes, septiembre 07, 2007

En la sala.


La butaca de la sala de espera me hace un gesto pornográfico. Quiere que ponga mi culo encima de su cara… Y yo lo hago.

No me gustan los hospitales pero he venido a acompañar a mi padre que se dedica a leer el periódico hasta que le toque el turno. Él se sienta frente a mí. A su lado tres sillas vacías pero ocupadas por tres espíritus de enfermos errantes…Dios mío, cuánto mal nos ha hecho la peli “Ghost”.

Desde que llegué no he podido quitarme el nudo de la garganta…, ni siquiera tragándome la lengua para intentar deshacerlo pacientemente con ella. Imposible.

En la cafetería del hospital he visto a dos chicas abrazadas y llorando desconsoladamente… Me habría gustado unirme a ellas. En vez de eso me dediqué a pedir una ensaladilla rusa y una catalana de jamón… Mis lágrimas me las comí de postre. No me sientan bien, me dan acidez.

Aqui, en la sala, se respira un aire repleto de palabras tabú, de explicaciones no dadas, de aparente calma, de una tranquilidad nerviosa, de una asepsia manchada…Y, mientras, en mi mp3 suena Radiohead en acústico. Llego a la pequeña conclusión de que la vida a veces duele como si fuera la desgarrada voz del cantante de Radiohead… Duele como cuando te aprietas las sienes y sigues apretando, y aprietas más fuerte porque, seguramente, la vida te duele parecido a eso y, sin embargo, seguimos apretando más todavía.

Llaman a mi padre por megafonía. Le toca el turno, y a mí me toca esperar. Junto a mí se levanta el espíritu de una señora canosa y se sienta el desasosiego.

Me he dado cuenta de que me parezco más a mi padre de lo que yo creo…, lo cual me da más miedo que el aseo para inyectados que está a mi derecha o incluso que el poster del niño de la pared que me manda callar con un "¡Pssszst!".

Debe ser muy raro eso de meterte en una especie de tubo y estar diez minutos sin moverte mientras una máquina te espía por dentro y te hace fotos en contraste con los líquidos que te han inyectado dos horas antes… A veces la vida parece eso, un mero tubo en el que estás sin moverte un buen rato mientras te hacen fotos poco favorecedoras. Aunque quien dice un buen rato dice media vida, claro.

Abro el periódico que me ha dado mi padre al irse y en la sección de crucigramas leo: “Confianza en que ocurrirá o se logrará lo que se desea”. Nueve letras.

“Esperanza”, escribo.


Audio: Radiohead - Creep (acústico)

domingo, septiembre 02, 2007

Consecuencias de un verano con mucho tiempo para pensar.


A veces es inevitable abrazarse al bucle del tedio y que te dé una vuelta hasta que digas “para, por favor..., creo que voy a vomitar”. Y notas como de repente se para en seco y te escupe en medio de una carretera secundaria vacía, y sientes frío hasta que te das cuentas que estás desnudo, como envuelto en líquido amniótico... ¿o es la saliva del bucle?

Y quieres convertirte en letra de una canción de Pastora, y ansías transformarte en melodía de móvil para poder mover algo dentro del interior de las personas al sonar, e intentas olisquear los problemas de los demás para ver si huelen peor que los tuyos, y te pones desodorante de aloe vera para que no se te irrite la vida con la que viniste bajo el brazo al nacer.

Así es como el verano te lanza rayos de sol. Gracias a ellos llego a la conclusión de que el Rey Midas tenía un hermano que convertía en mierda todo lo que tocaba, es más, todos tenemos días en que nos sentimos como ese hermano... ¿me equivoco? Somos los grandes hacedores de mierda que intentamos no tocarnos a nosotros mismos por lo que pueda pasar.

Y tumbado en la esterilla las lindes de mi cuerpo desaparecen, y empiezan a caer cascotes de piedra a la arena... Son mis muros, mis murallas, mis paredes, mis habitaciones, mis infiernos..., mi vida.

Mientras, aprieto el brazo fuerte para que no se me caiga, la muy cabrona.

Audio - Yonderboi - Soulbitch