miércoles, enero 18, 2006

Entre ventanas anda el juego.


La luz de la cocina estaba apagada así que decidí no encenderla puesto que iba a tardar dos segundos en coger una botella de agua e irme. Cuando la tuve en mis manos miré por la ventana y vi al nieto de los vecinos de enfrente detrás de unos estores que parecían papel de fumar. Me escondí tras la oscuridad de mi cocina y lo observé. Estaba delante del ordenador, hablando por el micro, incluso podía oír su voz, aunque no tanto como para saber de lo que hablaba. ¡Doing!, saltó el chip del voiyeur que todos llevamos dentro. Pero no, no esperé a ver si se masturbaba o hacía un espectáculo vía cam, dejé de espiarlo porque, de repente, fueron los recuerdos los que empezaron a hablar a mi cabeza por micro.

Yo era pequeño, rondaría los 10 años o así, y mi madre era amiga de los vecinos de enfrente. Tenían una nieta de mi edad con la que me llevaba bien. Yo iba a su casa, ella venía a la mía. Yo no es que tuviera muchos amigos, ella tampoco es que tuviera muchas amigas. Yo no sabía lo que quería, ella sí lo sabía. Nosotros éramos cristianos, ellos eran testigos de Jehová.

Recuerdo como hablábamos a través de las ventanas (había una pequeña distancia entre la suya y la mía). Me enseñó a hablar un “idioma secreto”, FihoFila, FicoFimo FiesFitás?, poniéndole el “FI” delante de todo, parecíamos algo gilipollas hablando así, pero nos lo pasábamos pipa. Esas ventanas fueron espectadoras de cómo yo me subía a una silla y le enseñaba el culo…, vamos, le hacía un calvo en toda regla. Y ella encantada. “Fimás, fimás”, me decía. Hasta que un día su abuela le dijo a mi madre que yo le estaba enseñando el culo por la ventana a su nieta, cosa que mi madre no se creyó agarrándose a lo vergonzoso que era su hijo. Lo negué en rotundo y mi madre dijo: “¡si ya lo decía yo!”.

Ellos me invitaban a comer a su casa, hasta que un día también me invitaron a una reunión religiosa donde me hicieron leer un texto de la Biblia. En ese momento no entendí una mierda, pero ahora sé que quisieron "hacerme de los suyos". El caso es que mi madre no dejó que volviera a comer con ellos. Sin embargo, seguí siendo amigo de la nieta de mis vecinos. De hecho ella fue la única chica a la que he besado. Fue a través de un juego que me inventé. Había que tirar una piedra y quien la tirara más lejos tenía que darle un beso al otro. Veis el truco, ¿no?, ganase quien ganase siempre había un “jamuqueo” de por medio. A veces me pregunto que habrá sido de ella, mi única experiencia heterosexual con sabor a “testiga” de Jehová.

Los recuerdos dejaron de hablarme. Me levanté, fui hacia la ventana de antes y me puse el abrigo de la oscuridad. Allí seguía el nieto de mis vecinos (que en aquella época de mis coqueteos con su prima no había nacido aún), asiendo el micro y conversando animadamente con quien quiera que fuese.

FibueFinas FinoFiches, le dije mentalmente mientras bajaba la persiana.


Foto: Simón País

14 comentarios:

gianis dijo...

cuándo vas a hacerme un calvo? no puedo imaginar algo más romántico...

paseillo dijo...

Muy bueno el texto. Magnifica la foto de Edgar.
Te sigo.
El "jefe" de Akira.

Anónimo dijo...

Te inventas un juego de besos, le enseñas el culo y pierdes el contacto?
La pena es lo de ser testiga, yo ni testigo ni miembro de un jurado, espero...
Esos recuerdos duran décimas de segundo pero pasan como horas de una buena peli.

Ashavari dijo...

Jajajjaa, yo hablaba con el ti. Eso si, no le iba enseñando el culo a los vecinos... jjajajaja Muy bueno Arcaditas.

Anónimo dijo...

PARA, CREO QUE: Impactante la frase de: " y me puse el abrigo de la oscuridad"..yo recuerdo que hice amistad con mi vecina, ella los domingos subía a mi casa para jugar a las barbies y yo tb de vez en cuando...en vez de llamarnos por telf, nos gritabamos por el patio...una vez nos compramos unos walkies...
Me encanta recordar...

Deckard dijo...

Pero el vecino en cuestion se puso a hacer cochinadas o no!?

En cuanto al idioma en cuestion, he de decir que me ha hecho mucha gracia. Yo usaba algo parecido con mi hermana (pero sin enseñarle el culo, depravado!)

El rotulo vomitístico es genial.

Salud.

juank sinclair fantoba dijo...

Varias cosillas:

- A una amiga mía le ocurrió algo parecido con el asunto de los testigos. Afortunadamente sus padres le apartaron pronto del asunto, como a ti. Esas cosas me dan escalofríos...

- Yo debería haberme hecho médico, si hubiera seguido con la tendencia que tenía de jugar a los ídem con cualquier niña que tuviese a bien... ay...

- No tiene nada que ver, pero obra en mi poder el disco que Placebo sacará el próximo 6 de marzo, que he visto en tu perfil que es un grupo que te gusta. Muy recomendable!

latoledo dijo...

Recuerdos... benditos recuerdos!
Besos muchos

Bito dijo...

Muy bueno tu juego de la piedra... parecido a ese en el que dices "si sale cara gano yo, si sale cruz pierdes tú"...

Pues menos mal que tu madre estuvo al loro en aquel entonces, sino hubiera pasado usted el resto de sus días de puerta en puerta buscando nuevos adeptos.

En fin.

Alumnedelmon dijo...

Fiefires fiun fiexfihifibificiofinisfita, fitifio!!

Con 10 años ya uno no es taaan pequeño, no? Vamos, que entiendo que la niña quisiera que tu miembro fuera de ella. Digo que fueras miembro de ellos. De los testigos...

;)

Anónimo dijo...

¡¡Yo no tengo recuerdos tan mágicos!! Encima lo has contado super bien. Ah y gracias por avisarme que has posteado jijiji he llegado el treceavo... ¿me dará mala suerte?
Siempre estoy atento porque no sé cuando es real de cuando es lírica pura y dura. Pero es algo bonito que puedas ser diverso. Creo que somos tod@s diversos en el sentido de que podemos jugar con caretas, roles y formas. ¿Porqué algo tan sencillo te hace evocar recuerdos? Me refiero a tu historia, a tu vivencia. Me ha hecho recordar a una niña que era mi novia cuando iba a parvulario. Se llamaba Judith y siempre estábamos juntos aunque no teníamos ningún idioma particular. No sé cómo nos fuimos alejando. Me pasaron cosas extrañas con ella. Bueno en realidad un día me dijo que colgara un teléfono de plástico encima de un porta cercano a su casa. Le dije que yo no llegaba. Me dijo que ella se subiría encima mío y lo colgaría. Le dije que se podía caer y ella dijo "no, no me caigo". Entonces se subió, lo colgó y se cayó al suelo. En cuanto se levantó cogió su mano y me dio el bofetón más fuerte que nadie me ha dado en toda mi vida. Fui corriendo y llorando a la tienda donde trabajaba mi madre. estaba todo rojo chillando: "¡¡mamá la Judith me ha pegdo!!". Y ese recuerdo me has evocado. Un recuerdo que jamás he logrado olvidar.

gianis dijo...

ahora entiendo tu aversión hacia las mujeres, kao.

Iván dijo...

Qué gracia que recuerdes esa experiencia con la chica, y que cara pondría con tus calvos, anda que, ya tan jovencito apuntando maneras!!!!

¿Es todo real o le vas poniendo parte de tu imaginación?

Yo también tenía unos vecinos con los que entraba y salía por la terraza, y como tú también tengo un recuerdo "sexual", dado que cuando iba a su casa por las mañanas para ir al cole, me pasaban al baño a peinarme (era muy pequeño) y siempre me los encontraba en bolas, usando todos el baño a la vez, con lo tímido que soy para compartir ciertos sitios...

Anónimo dijo...

.

¡Menudo pícaro estabas hecho!

Tu historia me ha recordado a una amiga que tenía cuando pequeño. También nos encantaba inventar lenguajes propios e incluso llegamos a tener uno bastante elaborado y que estaba basado en el lenguaje de signos de los sordos. Pero yo nunca la besé, ni ella me besó a mí. En la actualidad me parece un ser que nada tiene que ver con aquella niña que conocí.

Un beso.