Justo hace dos años…
La autovía se expandía ante nosotros mientras yacíamos silenciosos, mirando al frente, mirándonos las entrañas, poniendo un paño empapado de cloroformo al dolor en plena boca. Poco antes de subir nos encargamos de llenar el depósito de malos presagios que hicieron de gasolina, de puta gasolina. Y Llovía, y estaba oscuro, por dentro y por fuera. Sólo se oían las ruedas pisando el asfalto mojado y el nudo de mi garganta al atarse más y más fuerte.
De pronto algo pasó. Un fuerte golpe en la parte delantera del coche nos sacó de nuestro ruidoso silencio. Momentos de confusión hasta que nos dimos cuenta que habíamos atropellado a un gato. No pudiste esquivarlo, fue imposible.
El nudo bajó a mi estómago, las lágrimas subieron hasta mis ojos, las huellas de las ruedas fueron escribiendo nuestro final a lo largo de toda la autovía, lo firmamos en la playa, el mismo día de nuestro aniversario. Recuerdo que nos despedimos ahogados y que lo último que vi de ti hasta mucho tiempo después fueron tus ojos en el retrovisor, gritando.
Exactamente dos años después…
La noche era cálida, los silencios no dañinos, la gasolina de la súper, el trayecto el mismo, nosotros, afortunadamente, también. Al año de dejarlo volvimos a retomar todo dónde lo dejamos, estaba tal cual, sumando que nuestros corazones y cerebros habían ejercido de esponja al absorber la moraleja de los errores cometidos. Íbamos a celebrar nuestro aniversario camino a la playa cuando un gato se cruzó por en medio de la carretera. Lograste dar un volantazo certero dejándolo atrás, asustado, descolocado, como nosotros mismos. Instantáneamente nos vino a la cabeza aquella imagen de hace dos años, dónde todo no salió tan bien.
-Eso ha sido una señal…, pero de las buenas, ¿verdad? –lograste decir.
Sí, lo fue… Las coincidencias amasan pasado y presente, solapan momentos en el tiempo, se dejan interpretar. Nosotros seguimos nuestro camino mientras el gato consiguió llegar al otro lado de la carretera, seguimos con la esperanza de dar volantazos a los malos presagios, de quedarnos con la sensación en la que nos dejó inmersos aquella coincidencia, como sabiendo que las señales están también de nuestra parte y que podemos descifrarlas, que sabemos hacerlo, que queremos hacerlo…
Audio: K´s Choice - My head
21 comentarios:
Bueno, feliz aniversario, me alegra que hayas sabido ver las señales del destino... yo seguiré esperando la casualidad de mi vida. En mi vida academico-profesional sin duda ha existido, pero en lo personal... si llega ya te mantendré informado. Ciauuu
me alegro. queda claro que hacen falta malos momentos para entender los buenos.
me encanta tu blog, esta semana te dedico el mío.
saludos
extrañas coincidencias que se suele decir...
Un año después... buf! Al menos hay historias cuyas hojas se pueden sacar del agua y restaurar poco a poco, con una buena tinta y un secador.
al gato lo atropelló el coche que venía detrás vuestro.
Yo si creo q sea una señal, una buena señal, de esas q me parece ver en tantas ocasiones.
Me alegra q dos años después a base de volantazos y lecciones aprendidas la cosa sea tan distinta.
Un beso ;-)
Gran relato.Lo inestable de la vida y de las relaciones amorosas.
Me ha encantado la canción, no tenía el placer. Me ha recordado a Beth Orton, que ha sacado nuevo album. ;)
Las coincidencias, cuando se manifiestan en forma de deja vú, aparecen como segundas oportunidades de un pasado ya vivido.
Es una segunda oportunidad. Y no tiene por qué ser como la primera. Aunque tampoco está garantizado que el hecho de que el gato llegase a la otra orilla sea algo bueno o algo malo.
Simplemente, esta vez, es distinto.
Buf! Me ha encantado. Yo creo que las coincidencias señalan encrucijadas, esos momentos en los que puedes, realmente, hacer lo que quieras. Las señales avisan. Me alegro de que hubiera una segunda oportunidad y espero que los personajes sean felices. Reclamo mas posts en la blogosfera con final feliz.
Pero a ver: ¿matásteis al primer gato? ¿parásteis el coche para ver cómo estaba?. En caso de fallecimiento ¿le ofrecisteis un entierro como Dios manda?
Qué poca sensibilidad. Sólo "vosotros", "vosotros" y "vosotros". Y el colectivo gatuno -pobres- mandándoos gatos suicidas para que escribáis vuestra historia...
Os deseo que nunca más atropelléis un gato u os veréis obligados a dejar vuestra relación...
;) Besos
Tranquilos, sobreviví. Ahora voy en minisilla de ruedas. El del otro día, el que se volvió a cruzar, fue mi primo Joseluís Minino. Queríamos daros una segunda oportunidad.
De nada, majo.
yo creo que la vida es cíclica, que lo que vivimos, lo volvemos a vivir de otra forma... no sé... quizás vuelvas a encontrarte con otro gato en un futuro...
No tiendo a creer en las coincidencias ni en las señales, aunque hablo de ellas como si lo hiciera, pero desde luego esta podría interpretarse como una muy clara.
Un error superado y una lección aprendida.
Las coincidencias hay que saber verlas como lo que son, aunque intentamos darle un valor superior al que realmente tienen. Son como pequeños dioses, como pequeñas ayudas para sobrellevar, para confirmar... como una crema reafirmante de nuestras propias intenciones.
No siempre les hago caso, pero vienen bien cuando aparecen.
A veces me olvido de lo bien que puedes llegar a escribir. A veces creo que en el mundo de los blogs hay muchos escritores camuflados o que están a punto de parir un libro. Espero que seas de los últimos, de los que están en el proceso de gestación.
un beso
afortunada coincidencia muy bien contada,señor!
besos
Reconforta pensar en cosas extrañas. Hay casualidades que son dardos certeros y atraviesan nuestras ojos. El gato tenía 7vidas no lo olvides, sería el mismo, os dio otra oportunidad...pero, ¿Qué tal el aniversario?
Jajaja que bueno el gato atropellado...minisilla de ruedas...¿muletas también?
volver no es valiente. tampoco es muy inteligente: con lo difícil que es conseguir esas coincidencias una vez, es como confiar en que el destino es amigo tuyo, y la verdad, no está la vida como para fiarse de cualquier cosa. uno mismo: es lo que mejor conocemos y lo único que tenemos. más autoestima y más libertad es lo que nos hace falta.
sabía que vendrías y te preparé un pastel...;-)
Todo el mundo lo sabe:
las coincidencias no existen, lee un poco a Paul Auster y te convencerás.
Publicar un comentario