Finales de Julio
Y B. sale de bucear con una oreja de mar en la mano y me la da. Es una especie de caracola con forma de oreja y unos agujeritos en la parte de abajo que parecen esperar unos pendientes en un arranque de coquetería marítima. Su tonalidad coralina bicolor invita a navegar dentro de ella con la mirada. De pronto me acuerdo del dragón bueno de
La dejo sobre la esterilla, quiero seguir tomando el sol y pensar en blanco, sin embargo me pregunto para qué sirve una oreja de mar y casi al momento caigo en la cuenta de que puede servir para comunicarme a través de ella con el mar. Uno puede hablar al mar siempre que se esté cerca de él, pero quien sabe si nuestro mensaje lo roba una gaviota y se lo lleva en el pico, o las olas lo distorsionan tanto que cuando llega no es ni la mitad de la mitad de lo que querías decir originalmente… Pues para eso están las orejas de mar, para hacer de contacto directo con él y poder hacerle llegar instantáneamente lo que le cuentes en ese momento, ¿no?
Incorporándome trabajosamente cojo la oreja y la sostengo en la palma de mi mano durante unos segundos. Me quedo pensando un rato mientras la miro... Parece tan frágil como una barbilla que tiembla y que simboliza una emoción inesperada, posee caminos nacarados los cuales deseo recorrer con el sonido de mi voz, así que, sin más, acerco mi boca y comienzo a susurrarle palabras que nadie logra escuchar excepto el mar, conectando con él sin tener que esperar… Por un momento parece mantenerse en calma, atento a todo lo que le digo verbal y mentalmente, totalmente quedo y concentrado deja de ser mar para convertirse en persona que escucha. De esas que quedan pocas.
Y por un momento siento como si estuviera desnudo bajo el mar mientras me da la mano con tanta suavidad que no sé si estoy sumergido en agua o acariciando una nube, siento como si me crecieran branquias de sinceridad por dentro, como si un fuelle interno resoplara palabras de dentro hacia afuera, sin miedo a contarle cosas a alguien desconocido, porque el mar es de todo menos desconocido. El mar, a veces, es transparente, otras no deja ver lo que hay más allá de la superficie, el mar se encrespa, se enfada…El mar es como una persona.
Y mientras voy terminando de hablar me alejo del fondo y regreso a la superficie…, con la cara mojada de agua salada y los músculos tan relajados que la esterilla parece haberse convertido en aire. Se siente uno tan bien después de hablar con el mar…
Finalmente caigo en la cuenta que, puesto que el mar también tiene derecho a relajarse y disfrutar del tiempo libre, no está de más prestarle mi mp3 para que escuche la canción que en esos momentos estaba sonando en mis cascos... Seguro que lo agradeció.
Cocorosie - Candyland (Directo)
Mañana volveré, me acercaré de nuevo la oreja de mar a la boca y le diré: Gracias, mar. Gracias B.
26 comentarios:
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Ja, ja, ja... ¡Me encanta el final!
Pero ¡qué orejilla tan chiquitusa tiene el mar!
Ay, cuando te leo estas cosas me gustaría compartir contigo esa sensibilidad, esa capacidad para conferirle cuerpo, sentido, alma a objetos que para mía pasarían desapercibidos.
Un beso.
Seguro que al mar le encantó la canción porque es muy aficionado al arpa.
A mi me encantan estas conchas, tengo una (mas grande que la tuya) y la he sacado en algunos de mis dibujos. Me encanta como cambian de color igual que el mar cambia de estado de ánimo.
No estoy segura de que el mar sepa escuchar, pero has hecho bien intentando comunicarle algo desde tierra, y has hecho bien trayendo hasta aquí ese momento dulce.
Un beso
qué bonito cuento, y si una cosa tengo claro, es que soy adicto a los blogs que cuentan este tipo de historia, supongo que ya era hora de pasarme por aqui y mantenerme un rato.
que magnífica sensación produce acercarse una oreja a la boca, acariciarla con los labios, rozar el mentón a medio afeitar por el lóbulo... orejas de mar, de montaña, de río... orejas que se erizan ante el soplo confuso y complice
Parece una metáfora de una charla con Dios. Más musical, más relajante. Pero el hombre siempre siente necesidad de hablar. Aunque nadie parezca escucharle.
qué bueno. "El mar...la baba de Dios", que decía el poeta.
seguro que los Cocoroise le molan al mar, fijo que sí.
va el abrazo
Jejeje! Ese final está bien. Rompre un poco el tono del relato y nos devuelve un mar musicalizado y fresco. No está mal.
Hace tanto tiempo que no tengo oportunidad de hablar con el mar...
Si hay orejas de mar... Existen pollas de mar? Lo siento, no paro de consultar libros de anatomia y siempre, siempre acabo en el mismo sitio...
Hairblue, no te lo vas a creer pero aquí hay una cosa que se llama "pijo de mar" (en murcia llamamos pijo a la polla), es alargado y cilíndrico y suele estar por el fondo, así que sí, hay pollas de mar... Se te ha hecho la boca agua, eh!
Pues sí que existen, pero se llaman pollas de agua. Y por contra de lo que uno podría pensar, su nombre científico no es phallus aquatica (chiste de biólogos), si no Gallinula chloropus xD.
Precioso el texto, y preciosa la canción.
Te debo un mail, y un par de canciones. Ésta, la del tuyo, me parece increíble que sea en directo.
¡Lo ve, por eso los mensajes en la botella siguen siendo, la única manera loable de hablar con el amor!
Por cierto, le importaría fungir de enlace entre su orejita y yo...
Me gustaría transmitirle a nuestro mar un pequeño mensaje...
MENSAJE EN LA BOTELLA:
¡ Por favor, mi infinito amigo, sea su viaje un pequeño antecedente de mi peregrinar, y no se olvide que una vez prometió aguardar por mi, cuando yo deseará pisar al fin la casa de la eternidad!
Fin del mensaje.
¡ Muchas gracias, de antemano se que mi petición de ayuda, será llevada a buen puerto, o debo decir a su linda orejita, para ser transmitido más delante.....!
Su amiga
Daanroo
Jajaja! O sea que las pollas de mar existen!! Que cabronazo, ajaja!
oye, que me pregunto yo que qué coño hablaste con el mar?
lo mejor , hablar con el mar y contárselo todo,es el mejor confidente y siempre contesta...
Me encanta tu blog. Ya no rercuedo como llegué pero lo añado a mis favoritos. Me resulta muy original, irónico. Es verdad que la gente no escucha. Por eso, a lo mejor, a los q me gusta tanto el mar
Quería decir que por eso, a lo mejor, a los que padecemos eso de la incontinencia verbal/narradora, nos gusta tanto el mar. Siempre escucha, siempre te da su paz y te concede el privilegio de sacarte a bailar, de soñar sin descalabros
¿Por qué será que, a veces, tenemos la sensación de que la naturaleza nos escucha más que nuestros congéneres? El mar tiene oreja(s) pero no tiene lengua para hablar: será por eso. Un post encantador, relajante y muy sugerente. Saludos cordiales.
Siempre me ha encantado el mar. Pero hace casi dos años que no me sumerjo en sus aguas. Y lo echo de menos. Diselo al oido, de mi parte.
Un abrazo.
Muy bueno el escrito, a veces, si prestamos la atención adecuada, podemos darnos cuenta que el mar también nos susurra a nosotros, nos susurra que estamos terminando con el planeta, con la vida...
(hola de nuevo!!!)
No somos un poco egoistas?, el mar solo escucha nuestros pensamientos. Alguien se ha parado a escuxarle a él¿?... Aunque ponerle música es un buen comienzo :P
Seguiré leyendote...BSS!!!
bueno... pues me ha emocionado, a la mar seguro que le encantaron tus palabras si las contaste como ahora.
Gracias, mar. Gracias, arcadas.
no quiero dejar de escribir, que extraordinaria sorpresa, que alguien convide esas historias, y que sea tan sensible como para vivirlas, dile a mar que la amo.
a ti admiraciòn
Simplemente precioso
Muy lindo lo que escribiste!!!!
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