Puse aquella canción en el ordenador y me dirigí al cuarto de baño para seguir arreglándome el pelo mientras tú leías en el comedor uno de tus comics tapado con la manta que siempre llevo de un lado a otro.
Me miré al espejo, silencioso, esperando aquellas tres notas musicales, alimentando nuestros planos de independencia dependiente, tú allí y yo aquí, haciéndolos chocar como chocan dos cubitos en una misma copa, dejando pasar los segundos mientras la canción va llegando al momento que quiero que llegue.
Más o menos a la mitad, cuando Antony para de cantar y los violines pasan a ser protagonistas, me preparo para mirarte desde el quicio de la puerta, porque sé que esa es tu parte favorita de la canción y que te emociona escuchar esas tres notas de piano.
Me acerco sigilosamente con las manos en posición de tocar un piano imaginario, aparezco por la puerta y voy y te sorprendo…, te sorprendo acariciando el aire con la punta de los dedos al ritmo de esas mismas tres notas, concentrado en tu emoción, sintiéndola desde dentro, lo veo en tus ojos aunque los tengas cerrados, lo noto en la delicadeza de tus movimientos.
-Te he pillado –digo sonriendo mientras aún me queda una nota por tocar.
Y vuelvo al cuarto de baño casi sin darte tiempo para que repares en mi presencia pensando en la frase que releí tantas veces en aquel libro: “entre una tecla y otra hay en realidad infinitas notas, un pandemónium de notas secretas, por decirlo de algún modo, notas que no oímos”. Y pienso que lo bonito es aprender a oírlas, por ti mismo o que alguien te enseñe, pero saber leer entrelíneas, “entreteclas”, porque creo que perdemos muchas cosas limitándonos a escuchar las notas principales, esas que suenan fuerte y hacen de barrera para que no oigamos las demás.
Mirándome de nuevo en el espejo caigo en la cuenta de algo que ya sabía…, con el tiempo hemos aprendido a leer nuestras “entreteclas”, no sólo las tres notas de la canción que sabemos que van mucho más allá del pentagrama musical, sino todas las demás, aunque algunas suenen a interrogación y otras desafinadas, lo importante es pararse en seco y escucharlas, sentirlas, mientras que con las manos vas tocando las teclas del piano imaginario de tu vida y conformas, poco a poco, tu propia banda sonora…
La canción en cuestión: Antony and the Johnsons - Man is the baby
19 comentarios:
Primera mancha de tu tapiceria impoluta en este post con la banda sonora de la vida.
Saludos
Eso es amor. Lo demás qué importa...
Besos, arc.
Se nota que estos días has tocado mucho el piano :)
:) ay antony antony... Me has hecho ponerlo jejej. MUak!
Arc ¿Existe alguien más adorable que tú? ¿Una relación más bella que la tuya? ¿Unos sentimientos tan profundos como los que explicas? Jop, eres una cabrona... y yo demasiado envidiosa...
je, yo también me voy a pincharlo pero ya.
y sí, esas entreteclas infinitas son hermosas, ¿verdad?, sobre todo cuando las vamos, poco a poco, descubriendo
bonito post
va el abrazo
este es uno de esos momentos por los cuales vale la pena luchar por una relación.
desde la envidia y con cariño.
Si va a resultar que todos somos un poco músicos, y cuando suena algo que nos llega de verdad, hacemos solos de guitarra, baterías a dos manos y pianistas como tu chico.
lo más bonito de una relación es cuando aprende a leer las notas del otro, cuando se lee entreteclas. Me encanta como lo cuentas y me siento muy identificado. Tienes una capacidad especial para relatar esos sentimientos haciendolos aún más bonitos.
Ah! Esa complicidad...se echa de menos...Un beso muy fuerte y que siempre os hagáis felices (la mayor parte del tiempo)
Preciosa canción. E impresionante verdad la del texto, tan primordial el escuchar esas notas de música que se comparten sin saberlo...
leer entre líneas es necesario cuando uno llega a comprender que, el universo está compuesto por notas musicales y que, entre nota y nota, se enmaraña la vida; leer entre líneas es precioso cuando uno llega a comprender que la vida está compuesta de notas musicales... y que, entre nota y nota, se enreda la vida....
El secreto de los intervalos de silencio. Conocerlo es como hilar una melodía inaudible aunque harmoniosa. Supongo que en realidad, eso es vivir.
Siempre ha sido más sencillo convivir con música. Sigo en el proceso del vomito anterior :P, pero tu post, no se expresarlo mejor, me ha ayudado.
Son mucho más interesantes las "entreteclas", aunq algunas suenen desafinadas. Pararse y acariciarlas...
más besos
Buen relato...no se quién dijo algo así "Se dice más con lo que se calla que con lo que se dice"
Muy sensible tu ultimo post, como todos precioso, pero este es tan idílicamente romántico.
Bienvenido al trágico club de los que sienten: "La vida es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten".
Qué bueno, tú.... hoy no puedo decir nada más. De aplauso, vamos.
Conmovida quedo, y además, también me gusta esta canción de Antony, muy poética de la melancolía.
...la metáfora es la hostia, cierto, lo malo es que hayamos tantos sordos o tan poca disposición a escuchar las melodías que otros tocan...
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