Se llamaba Oliver y no, no era el dibujo animado de un jugador de fútbol. Él era real, rubio, con los ojos marrones, de Nueva York y veraneaba al lado de mi casa, en el mismo sitio dónde solía y suelo ir todos los veranos. Justo ese mes de Agosto fue a visitar a su tía a aquel sitio costero que, seguro, no había oído nombrar en su vida, aunque durante el resto del año vivía en Madrid.
Rondábamos los 8 años y enseguida nos hicimos amigos. Yo, por aquella época, todavía era sociable y extrovertido, aunque la timidez empezaba a nublarme los ojos como lo hacían mis dioptrías aún no descubiertas hasta los 12.
Oliver para aquí, Oliver para allá. Era la novedad, era dulce, simpático, tierno y con cara de ángel. Deseaba que se hicieran las 6 de la tarde para poder salir a jugar con él ya que, por la mañana, cada uno iba a una playa diferente. Estoy seguro que, sentados en la orilla, oíamos nuestras risas camufladas entre el ruido de las olas y sentíamos nuestras miradas como el sol que brillaba sobre nuestras cabezas; intensas, radiantes, curiosas, directas..., éramos unos críos, no había mentiras, ni tampoco verdades, sólo momentos.
Una vez, jugando a pillarnos, nuestros labios se rozaron. ¿Fortuito o voluntario?, no lo sé, sólo sé que me fui a casa, nervioso, turbado, confuso y enfadado con Oliver. Sin embargo, debería haberme enfadado conmigo mismo por censurar mis sentimientos casi tan rápido como mis pensamientos. Yo no podía permitirme que un niño de mi edad me gustase, eso estaba mal, todo el mundo lo sabía.
No sé si Oliver se acuerda aún de mí, pero yo de él sí. Conservo fotos de aquel verano…, mi favorita es la del día de mi cumpleaños, rodeado de primos, sándwiches de nocilla, regalos, papeles de colores y, en medio de todo eso…, el único era él, cogiéndome cariñosamente por la espalda, con una sonrisa que fue iluminando mis horas durante ese verano y también durante el siguiente.
Los recuerdos, aunque a veces sean aliados, en este caso resultan ser algo traicioneros y no me dejan disfrutar de todo aquello como yo quisiera. De lo que sí me acuerdo bien es que no me despedí de él creyendo que lo vería al año siguiente…, pero no fue así.
Y quisiera correr atrás en el tiempo para despedirme de Oliver y devolverle el abrazo que me dio el día de mi cumpleaños. Y quisiera correr atrás en el tiempo para volverme a bañar en las aguas de aquella playa y dejar inmersa en ellas la puta autonegación que no me dejó vivir mi primer amor como tal. Y quisiera correr atrás en el tiempo para alertarme a mí mismo de que castrar aquellos sentimientos era un error, gritarme “¡para!” antes de deslizar las sensaciones que Oliver me producía como si fuera arena entre mis dedos y perderlas en la playa de mis miedos, resguardar todo aquello bajo la sombrilla de la valentía y no exponer nuestro pequeño gran amor ante aquel abrasante sol que resultaba (y sigue resultando) ser la sociedad.
Audio: Sintonía de Barrio Sésamo.
21 comentarios:
hay momentos de nuestra infancia q se han pegado como un percebe a la roca y no se van ni con amoniaco.
yo recuerdo q medio me enamoré de mi profesora de segundo de egb, y aun la veo con su pelo largo, castaño y sus ojos q miraban desde el encerado...
kss
Que precioso lo de Oliver. Lo importante es que te pases ya a la sociedad por el forro de tus calzoncillos blancos inmaculados, yo dejé atrás el ataque depresivo después de escribir, ¡Qué catársis tan rica!
Correr atrás... Escapar hacia delante... ¿Y el ahora, Arcadas? ;) Espero que revisitar el pasado o imaginar el futuro te ayude a vivir el presente con más intensidad todavía.
Precioso Oliver, y preciosas manos y sonrisa. Y tú, precioso jeresey ;) (...y cuello)
Beso
z, pareces un vulgar pederasta de parque infantil.
¿Me parezco al que te violó cuando eras pequeñito? ah, no, que él tenía micropene!
hola, chica japonesa...
¡Claro que no lo he olvidado!
jajajajaj No sé quien habrá sido (me lo puedo imaginar), pero que sepa que me ha hecho mucha ilusión leer esa frase ;)
Leyendo esto sólo puedo desear que le busques, aún estas a tiempo de recuperar aquella despedida...
Dios mío cuantas veces habremos dicho eso de "si pudiera volver atrás..." y es peor imaginar que no poder.
De lo que estoy casi casi segura es de que, aunque no se lo dieses, él pudo sentir ese abrazo de despedida
A mi también me paso... primer amor, primer espanto... luego me acabe de acostumbrar, ahora solo me espanto de mi mismo
Fíjate, no te imaginaba con gafas o con lentillas... tímido tú? Venga hombre!!! Introvertido tú? Venga macho!!!!
La de momentos así que tengo yo hijo, una vida entera, de callarme las cosas, de no decir a la gente que la quiero, o de no lanzarme a por alguien cuando me gustaba...
Tan precoz y ya tan seguro de tu sexualidad... o simplemente te gustaba y punto? En fin, que me ha gustado mucho como lo contabas, parecía que os estaba viendo...
Qué historia tan bonita. Tan blanca :). Gracias por compartirla, arcadín :)
me gusta la gasolina....puagg jajaja...
kss
seguramente se acuerde de ti... ay los amores de veranooooo!!! que esta semana hago yo un verano de un año y 9 meses!!! muak
preciosa historia y narración. creo que los veranos de los ocho años se nos quedan grabados para siempre, a flor de piel
y lo que tú dices, en esos momentos no hay mentiras, ni tampoco verdades, sólo momentos, eso es muy cierto, lo dices tan bien...
y claro, esa puta negación irrecuperable.
abrazo
gracias por tu felicitación y a lot of kisses...
Al lugar donde has sido feliz no deberias tratar de volver.....
Por favor, poned un aviso cuando ronde por uestros blogs la melancolía, qu euna es sensible y no siempre hay ganas. Bonito post.
Y cómo fue la transición entre Oliver y Putilátex??
Si dijesemos en cada momento lo que realmente queremos pensamos...la de tortazos que nos íbamos a dar, pero si de cada 10 intentos uno fuese gratificante...nos compensaría..o no...
Un saludo! Este proyecto de guionista quiere los derechos para un corto ;)
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Ay, qué historia tan, tan bonita. Y si, nuestra Dama tiene razón, me ha encantado esa, ya sabes por qué.
Tu relato y los comentarios de los compis me han recordado una película de Menkes y Albacete que se llama “Entre Vivir y Soñar”. Mira, te copio la sinopsis:
“Ana (Carmen maura) recuerda su primer amor, un joven francés que conoció en el verano del 68 y que se parecía a Alain Delon. Con él aprendió tres sabores: el dulce sabor de los besos, el sabor fresco de la vichyssoisse y el sabor amargo de la despedida.
Nunca le volvió a ver. Ahora tiene la oportunidad de ir a buscarlo a París, ese es su sueño. Pero los sueños nunca son como uno los imagina.“
¿Mira que si te da por ponerte a buscar a tu Oliver? Con permiso de tu chico, claro.
Un beso
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