viernes, noviembre 18, 2005

Compartiendo.


A veces compartimos trozos de vida con la gente y no sabemos cuán importantes pueden llegar a ser.

Ayer mismo fui a cortarme el pelo a casa de un amigo que ha retomado su profesión de peluquero y que sólo me cobra 5 euros por corte. Yo me fío de él, es la segunda vez que lo hace y me deja un look más moderno que mi anterior peluquero, un amigo de mi padre con pinta de pederasta hipertenso. Llevaba toda mi vida con el mismo, ya era hora de cambiar. Lo reconozco, soy una persona que se acomoda en las situaciones y luego pasa mucho miedo cuando hay cambios (forzados o imprevistos). Todavía espero que mi vida pegue un cambio, lo espero con temor, agazapado en mi vida actual, esperando que llegue una actualización de ésta (como los antivirus de los ordenadores) y la renueve por fin.

Cuando llegué a su casa me encontré que, a parte de cortarme el pelo, me invitaban a cenar y a ver Gran Hermano. Cómo el único plan que tenía era volver a mi habitación a esperar que mi vida cambiara, decidí quedarme con ellos a pasar un rato. Hubo pizza, una manta para cubrirnos, conversaciones sobre el enorme tamaño de la polla del hermano de alguien y de mi propio amigo peluquero, comentarios superficiales sobre los protagonistas del concurso, llamadas al móvil de la puta de mi jefa jugando a ser comprensiva y buena persona, y, lo que es más importante, fui consciente de que jamás podré compartir piso con más de una persona a la vez. Creo que no soporto otra presencia que no sea la de la soledad. Ha crecido conmigo, la tengo aprecio y siempre me acompaña… Debo decir que también soporto la presencia de mi novio, es con el único con quien compartiría (y de hecho comparto) mi soledad. Le dejo que juegue con ella un rato, y que le de besos, le haga el amor, la abrace, le frote la espalda en la ducha…, no soy celoso. Pero…, ¿compartir mi soledad con otras personas así como así? Lo siento… La audiencia ha decidido que debe abandonar la casa.....: el resto del mundo.

Me fui andando a eso de las 12 deseando llegar a mi habitación para comprobar si mi vida y mi soledad estaban en el mismo sitio. Allí estaban…, me pajeé con ellas y me empezó a entrar el sueño… En ese estado empecé a pensar lo fácil que resultaba compartir un trozo de vida con los demás, casi como el trozo de pizza que compartimos en aquella casa, pero lo difícil es que, al saborearlo, te sepa bien, te deje un regusto agradable que te diga que hay que repetir.

Cuando estaba medio dormido, a eso de las 2, un grupo de niñatos empezó a armar bulla en la calle, tanto que creí oír la voz de algún vecino echándoles la bronca…, pronto pararon. Lo hicieron para, gritando como posesos “¡hijo de puta!", dar patadas a la persiana de un almacén y armar tal estruendo que despertaron a mi soledad y a mi de un sueño con sabor a pizza.

En ese justo momento deseé compartir con ellos una bala en medio del entrecejo. Pero no lo hice, me quedé dormido.

Mi soledad también.

3 comentarios:

Hija de la Locura dijo...

a veces un balazo no es la mejor opcion, pero si la que mas nos desahoga...
¿debiste hacerlo?no estoy segura,lo que se es que yo lo habria hecho.Nadie me estropea un sueño sabor a pizza!

Me paseare por aqui peque.Un beso desde el otro lado del mar...

Karl Andrews dijo...

Soledad, a veces es la musa inspiradora de los grandes maestros, o el demonio que impulsa a los grandes desastres...Mientras no se apodere por completo de mi, es decir, que compartamos juntos nuestra vida, no hay problemas. Porque a veces es mejor gritarle: Hijo de la Gran Puta! a alguien de carne y hueso que a un espejo lleno de cicatrices...

Me gusto mucho tu blog, estas comenzando no pares ni dejes que se te corte la inspiracion

Saludos
Karl

eLiSaBeT dijo...

"pajearme con mi soledad", mira que he leído en mi vida, pero metáforas como ésta nunca las había leído. Y ya cuando dices lo de la bala en el entrecejo, me digo a mí misma: Esto se pone interesante. Te voy a seguir leyendo, a ver si con suerte, y teniendo en cuenta lo que escribes, te pueda dejar un día mi pistola, para juntos matar a los niñatos de mierda.

petonets