martes, enero 30, 2007

Caen copos, caen gotas.

Gracias por enseñarme la nieve, y gracias también por no dejar que tenga frío cuando la gélida incertidumbre me acecha con sus soplidos.

A veces me gustaría que algunos momentos se congelaran en forma de copo de nieve y que, poco a poco, fueran formando una superficie blanca de recuerdos cristalizados que, sin más, quedaran en silencio y en espera de otra gran nevada… Una pronta nevada.

A veces siento que no soy un buen abrigo para él y por eso no puedo evitar mojar los asientos de los autobuses mientras busco rápidamente un arrugado cleanex en el bolsillo de mi pantalón. Es por eso.

Vuelta a casa y hace frío.

Audio: K´s Choice - Almost Happy

viernes, enero 26, 2007

Últimos días.

Foto de un par de esculturas de Robert Indiana expuestas por las calles de Valencia

Burjassot tiene su punto, no os creáis. Por ejemplo el otro día, llegábamos a casa de mi amiga y había un montón de policías con sus recortadas en medio de la carretera ante nuestras miradas atónitas. Lo que más me llamó la atención fue que uno de ellos iba parando a determinados coches y su compañero, mientras, los apuntaba con la recortada por si… ¿escapaban?, no tengo ni idea, el caso es que se lo comenté a mi amiga y nos dijo que seguramente habría habido cualquier chivatazo relacionado con drogas o algo así… Madre mía, y pensar que lo más emocionante de mi barrio murciano era cuando Pepe “El loco” se paseaba por las calles cantando “Marinero de Luces” a todo lo que le daba la voz mientras que sólo paraba para respirar y decir que Isabel Pantoja era mejor que María del Monte… Lo que nunca me quedó claro era si se refería a cantando o comiendo almejas…

Pues la semana ya ha pasado y, más o menos, he cumplido el planning que tenía previsto (y todo gracias a ÉL, que se ha portado genial aunque tuviera exámenes y no dispusiera de todo el tiempo del mundo). Ahora sólo queda esperar mientras imagino que la suerte me roza con un dedo y no precisamente para señalarme mientras se ríe de mí.

No me ha quedado casi tiempo para el ocio ni para quedar con gente, supongo que eso ocurrirá en sucesivas entregas… Por cierto, sigue sin gustarme el metro, y no es porque no lo controle (es más fácil de lo que pensaba), sino porque no me siento cómodo, todo lo contrario, es agobiante, claustrofóbico, apestoso, etc. No le veo el encanto por ningún lado…, sólo logro ver vidas paradas en movimiento.

Y, entre tanto, ayer nos tuvimos que largar de casa de mi amiga porque su ex-amor (esa que tenía otro amor y que se ve que no ha funcionado) volvió para hablar con ella con el rabo (en este caso, la vagina) entre las piernas… Sé que volverán juntas, estoy seguro, porque mi amiga es “tonta” y esté enamorada de ese pedazo de cabrona. A veces no entiendo a las personas, tampoco entiendo el metro, ni el misterio del queso azul, ni los criterios de las empresas para seleccionar a alguien (siendo que me dedico a eso), ni siquiera entiendo la lluvia cuando intenta decirme cosas al estamparse contra el cristal de la ventana… Que hablen más despacio, por favor.

domingo, enero 21, 2007

Primeros días.



Burjassot huele a mierda y su metro a pies pero, salvando eso, todo va bien.

Me he instalado en casa de una de mis mejores amigas que se vino a vivir a Valencia por amor, y desde hace nada ese amor es ex-amor, y ese ex-amor tiene otro amor, y mi amiga está hecha una auténtica mierda (¿será por eso que Burjassot huele tan mal?), y, por donde quiera que vaya, suele canturrear esa canción de Tonino Carotone “Me cago en el amor”.

Su casa no está mal, la única regla que me impuso para vivir (temporalmente) allí fue que antes de comer nada mirara la fecha de caducidad porque podría morir intoxicado, eso y que no cogiera nada del frigo que se moviera. Su nevera parece el paraíso de una anoréxica, no porque lo sea, sino porque no suele comer allí casi nunca. Eso sí, tiene Internet y me puedo alimentar también de ella (creía que iba a estar más incomunicado).

Todavía no he tenido tiempo de estar solo puesto que mi chico me ha estado acompañando todo el rato. Ayer fue mi primera clase práctica de “cómo coger el metro y no tirarse a los raíles de pura desorientación y desesperación”. Empecé temiendo lo peor cuando no supe ni cerrar bien el callejero que me compré (los hacen a mala ostia con tantos pliegues), justo el mismo que debo llevar bajo del brazo como los monederos de las señoras que van al mercado. Sin un mapa estoy perdido…, nunca mejor dicho, pero bueno, no parece tan difícil como imaginaba.

Los metros no me gustan. La gente invade tu espacio vital y lo único que te queda es mirar caras o cogotes que no siempre te apetece mirar, contar las motas de polvo de tus zapatos y, en mi caso, estar atento para que cuando mi chico me preguntara “¿Cuántas paradas quedan?” o “¿Hacia dónde hay que ir?”, poder responder correctamente al más puro estilo “Saber y ganar”.

Fuimos al centro de Valencia y entregué algunos curriculums vitae en persona, no sin antes cagarme en las bases de datos de empresas valencianas que no están actualizadas y que han cambiado de ubicación sin previo aviso. Sólo pudimos ir a cinco, lo cual me dio a entender que entregarlos en persona va a ser un trabajo más arduo de lo que pensaba.

Y, luego, cuando mi amiga sacó de la nevera un trozo de queso totalmente enmohecido me pregunté que cómo se puede saber cuando el queso azul está malo si, de por si, ya parece que lo esté... Qué cosas.

Audio: Tonino Carotone - Me cago en el amor

miércoles, enero 17, 2007

"Ilujonado"


Llegó el momento de movilizarse, aunque sólo sea un poquito.

Me voy a una ciudad que casi no conozco a intentar buscar una vida que, creo, extravié hace unos años y no he encontrado en objetos perdidos. Por circunstancias sólo será una semana (tenía planeado que fueran dos), pero bueno, iré echando viajes cada poco hasta que, si todo va bien, me salga un curro y pueda quedarme allí definitivamente. ¿Cuándo…? I don´t know, señorcicodemivida, I don´t know.

Muchas veces me ha asaltado el remordimiento de haber perdido el tiempo, pero quiero creer que no ha sido así y, como recuperarlo no lo voy a recuperar pues, al menos, quiero hacer algo para avanzar, porque me he dado cuenta que el presente se consume tan rápido que, a veces, da mucho vértigo…, tanto que tengo que pronunciar aquello de “para por favor, creo que voy a vomitar”. Y ahora lo que necesito es vomitar inseguridades, miedos, dudas, etc., para que todo se quede fuera, venga un barrendero y se los lleve al vertedero de las emociones negativas.

No podré actualizar todo lo que yo quisiera, no podré pasarme por vuestros rincones todo lo que desearía…, son tiempos inciertos para éste que escribe. No sé que pasará, sólo sé que necesito hacer algo y esto, espero, sea buen un comienzo.

Por lo pronto estoy “ilujonado”, es decir, ilusionado y acojonado al mismo tiempo, para qué engañarnos. De todas maneras, mañana me iré canturreando una canción de Astrud que dice “no tengo miedo, yo no tengo miedo… al futuro…, no lo tengo”. A ver si de tanto repetirlo me lo termino creyendo.

Audio: Astrud - No tengo miedo

¡Hasta pronto, gente!

Abrazos.

viernes, enero 12, 2007

Minutos en la boca.


Cada mañana Roberto se levantaba sin necesidad de poner el despertador. No había nada que le inquietara o le pudiera robar el sueño, ni si quiera las preocupaciones, los movimientos nocturnos que protagonizaba la hojarasca seca bajo su ventana, la respiración entrecortada de los fantasmas de su armario o el latido del corazón de todos y cada uno de los libros que apilaba por los rincones de su habitación.

Se levantaba de relativo buen humor, siempre con los dos pies a la vez, intentando aferrarse a la tierra con los dedos y estirando los brazos para rozar el cielo y lavarse la cara con él. Guardaba en una pequeña caja marrón todas las legañas que podía..., para él eran la representación física de sus sueños y eso era importante. De esta manera lograba tener todos sus sueños en una pequeña caja en el fondo del segundo cajón de su cómoda y así se sentía orgulloso.

Después de desayunar un vaso de zumo y de vestirse lo más favorecedoramente posible, salía a la calle a dar un paseo sin prestar demasiada atención a los lugares por donde pasaba ya que se los sabía todos de memoria…, era la consecuencia de ir al mismo sitio cada mañana. Mientras paseaba, Roberto sacaba de sus bolsillos unos minutos envueltos en papel maché de diferentes colores y que, curiosamente, nunca sabía de qué sabor iban a ser hasta que les quitaba el envoltorio y se los metía en la boca. Eran las sorpresas de aquellos minutos que le rodeaban… Justo el que tomó esa mañana era dulce. Suave sabor a buenos presagios, pequeña esfera azucarada que jugaba al fútbol con su lengua haciendo un ruido de tic tac.

Se sentó en el mismo banco de siempre dónde la perspectiva de aquel parque inmensamente verde le hacía sentirse un poco Adán en el paraíso, disfrutando de todo aquello que recibía de la vida sin pedir nada a cambio. Era lo que solía hacer…, eso y esperar. Esperar a que los minutos de su vida se le derritieran en la boca mientras jugueteaba con la tela de los bajos de sus pantalones vaqueros, rumiando ensoñaciones con los ojos cerrados que vomitaba nada más llegar a casa.

Pasó media hora, una, o quizá dos, cuando alguien se sentó a su lado con cuidado de no molestar. Fue tan sigiloso que Roberto no se percató de su presencia hasta que notó que su propia respiración parecía estar haciendo un dueto con otra. Abrió los ojos, torció la cabeza y lo vio allí, mirándolo, jugando con las mangas de su camisa, cavilando sobre quién sabe qué, espiando las pupilas de Roberto bajo sus párpados…

-¿Quieres un caramelo? –le preguntó aquel extraño

-¿A qué sabe? –contestó Roberto sin titubear.

-A eternidad.

-Vale, entonces dame uno…, pero sólo si lo compartes conmigo.

-Hecho. –dijo sonriendo mientras lo desenvolvía con suma delicadeza y se lo entregaba.


Audio: BSO Tokyo sora - End Title

lunes, enero 08, 2007

Ayumi.

Foto: Izima Kaoru.

Me estaba mirando. Se llamaba Ayumi y me estaba mirando.

Me contó que su nombre significaba “eco” y, justo en ese momento, decidí que lo iba a pronunciar todas las noches para poder oírlo retumbar en las paredes de mi boca y notar como, poco a poco, bajaba hasta mi estómago mientras se repetía una y otra vez.

Ayumi. Ayumi. Ayumi. Ayumi... Así al menos se quedaría a dormir allí.

Hablaba sin abrir la boca, como si ella también repitiera mi nombre por dentro, pero con esfuerzo pude entender que murió en verano, cerca de un lago, mientras un pensamiento “no dicho” le atravesó la garganta con tal fuerza que no pudo ni despedirse de él. Lo vio alejarse como si fuera uno de esos globos de helio escapado de las manos de un apesadumbrado niño y, acto seguido, dejó de ver con los ojos abiertos.

Ayumi. Ayumi. Ayumi. Ayumi...

Quizá repitiendo su nombre dentro de mi boca se quedara a mi lado el tiempo suficiente para poder hacer amistad con los otros fantasmas que me invadían últimamente y los apartara lejos, muy lejos de mí..., llevándoselos con ella.

Ayumi. Ayumi. Ayumi. Ayu... dame.


Audio: Piana - Early in summer

jueves, enero 04, 2007

Peeling interior.


A veces me gustaría coger el teléfono y pedir cita.

Buscar el número y decir “Sí, es urgente... ¿La razón de mi consulta?... pues mire, sencillamente algo que siempre he tenido ahí y que ahora me molesta y me angustia más que en otras ocasiones”.

Querría llamar a una esteticién para que se hiciera cargo de esos puntos negros que salen en la piel, para que escarbe y expulse de ellos todos los miedos que tengo dentro, para que apriete sin miedo y me vacíe de inseguridades, para que elimine de mi interior cualquier atisbo de agobio o angustia, para que erradique totalmente la incertidumbre que se acumula dentro de mí... Sin embargo en la guía telefónica no encuentro por ningún lado “esteticién de almas” o algo que se le parezca. Lo he consultado y nada.

De lo que estoy seguro es que si encontrara algo similar, entraría lentamente en su local, bajaría mis tristes ojos para mirar su chapa identificativa y lo único que leería en ella sería mi nombre escrito en rotulador. Qué putada.

No sabía que un tratamiento de esos iba a ser tan costoso.


Audio: Alanis Morissette - Hands Clean (Acústico)