viernes, octubre 05, 2007

En el metro.


Muchas veces tengo la sensación de que ir en metro es como ir por las venas de la ciudad, como si me convirtiera en parte de su riego sanguíneo-mecánico, fluyendo por dentro, de un órgano a otro encima de unos raíles-vena, yendo a parar al intestino delgado para que finalmente te termine cagando en tu parada correspondiente y puedas ser libre.

Es curioso. En una ocasión creí ver a un niño de unos 11 años muy parecido a mí cuando tenía esa edad; desgarbado, ausente, con un remolino en el pelo, de mirada escurridiza, moreno, delgado y de cara alargada. Por un momento dudé si me había equivocado de metro y había cogido el de mi propio pasado, lo cual me dio mucho miedo… Sólo espero que hayan cerrado esa línea para no montarme nunca más.

Y otro día vas y te encuentras al lado de la puerta de salida al típico cachitas de camiseta Jack & Jones apretadérrima, y cuando te dispones a salir no sabes si apretar el botón rojo o uno de sus pezones a lo Mazinguer Z. Y te vas cruzando con gente y, ensimismado, te preguntas si alguno de ellos será terrorista…, que seguro que en sus casas lo son. Terroristas sentimentales. Terroristas de lo cotidiano.

Pero me quedo con la sensación de estar rodeado de desconocidos y, de repente, reconocer su cara entre la multitud. Entonces aceleras el paso, pides perdón por los empujones sin mirar ni siquiera a la cara de la gente que vas atropellando a tu paso, alargas la mano y le tocas el hombro justo como él te toca la pierna cuando por la mañana dormitas mientras se prepara para salir. Y ves como se da la vuelta, e inmediatamente notas como con su mirada rocía magia encima de ti, como si fuera un aspersor, fina y delicada magia encima de ti, refrescándote de la anodina realidad. Y entonces inicias otro viaje, pero esta vez dentro de sus ojos…, sin paradas ni apeaderos. Con un bono que vale para los 365 días del año del resto de tu vida.


Audio: Milosh - You make me feel

35 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta ir en metro, imaginar historias, escuchar, observar...
un abrazo y feliz fin de semana...

la pequeña tortuga dijo...

De los viajes que has contado, me apunto al primero y al último.

El primero es el de vuelta al pasado, aunque sólo fuera una estación. Y el último por motivos obvios.

Shhh! dijo...

imaginarme todo lo que hay por encima mia mientras viajo por el metro es algo que siempre me ha gustado hacer... calles, coches, edificios, personas...

y la mirada final.... es magiaaaaaaaa!!!! jooooooo! hace mucho que no 'viajo' asi!!!!! que morriña!!!!!

(leerte sí que es viajar)

Anónimo dijo...

Diosss!!! xo q bonitooooooooo!!!!!! es q..... jo es precioso!!!! ainsss... q blandurria estoy hoy xDD

Es muy bonito en serio es q no puedo decir otra cosa...^^

tomatita dijo...

Aquí no hay metro, pero los autobuses son un recurso maravilloso e infinito de historias y también de esperanzas.
Y me gusta comparar fisonomías con la naturaleza: la mujer tortura, el hombre pájaro, ah, y mis preferidos, los que tú llamas del pezón Mazinger Z, para mí son los hombres camiseta-condón con aspecto de ñocla cantábrica, vamos buey de mar ,en perfecto castellano. Qué espectáculo maravilloso!!!

Adoro leerte, querido.

Un abrazo enorme.

38 grados dijo...

te juro que tu último párrafo era como si lo estuviera viendo en una película.....cada día te superas!
...otro día a ver si nos escribes sobre los olores del metro....la secretaria perfumada, el rancio de la guiri mochilera, el adolescente que huele a cabrito....si el metro son las venas, ¿los olores serían los linfocitos?

Saludos graduales

Anónimo dijo...

Yo, chocho, me hubiera arrimáo al de Jack & Jones a darle un buen fregoteo. No sé, no creo en los amores así a primera vista. Será porque conozco a la amante de mi padre y no me trago eso del amor y sí lo del sexo.

Por cierto, lo del otro día que no se decían nada. Es que a veces os emparanoáis mucho. Es todo mucho más sencillo, chocho.

Mar dijo...

Estás enamorado hasta las trancas y qué hermoso lo muestras. Ayy sigue así que cualquier día nos da un orgasmo leyéndote.
Besos!!

Mar dijo...

Y qué bien elegida está la música...

S.B.S. dijo...

Parece el trailer de una pelicula. Así lo ví yo. Por cierto,que musica? se oye algo? Mande?

Anónimo dijo...

:-)

Nootka dijo...

Los metros son, indiscutiblemente, las venas de la ciudad, cargados de glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Yo siempre me he sentido como una globulita blanca cuando voy en metro cargando alegremente mi molécula de oxígeno, y la llevo de un lado a otro de la ciudad.
Muy buena la música. Gracias!

rakel dijo...

joe! yo ni voy en metro, debe ser porque las ciudades en las que vivo no necesitan esas venas (definitivamente estan muertas). pero te digo que solo por el riego mágico vale la pena tomar el trasporte público...ojala me pasasen esas cosas!
:-)))

Mel Alcoholica dijo...

Y luego está aquél que sólo ves a través de la ventana, y te preguntas para siempre si sería el hombre de tu vida.

Y ese otro que, mezcla de quien está en el andén y del reflejo de ti mismo dentro del vagón, se convierte en un fantasma: el fantasma del presente que se quedó quieto y se convirtió en pasado, y del otro presente, el que siguió en el metro hasta la parada siguiente.

Shiba dijo...

Precioso el momento final...

A mí tomar el metro me gusta (dependiendo de a dónde vaya) pero hay días con significados y horas especiales que me hacen querelo aún más (el trayecto... a quien voy a ver)

humo dijo...

Cuando leo post como este tuyo me reafirmo en mi convicción: los auténticos creadores andan por la blogosfera.

Luis Guillermo Franquiz dijo...

Resulta maravilloso descubrir el brillo dentro de la melancolía. Es grato saber que existe esa pequeña rendija que nos permite atisbar algo de felicidad ajena. Me confieso amante de tus pasiones simbólicas. Gracias.
Un beso.

Anónimo dijo...

He encontrado tu blog por casualidad, y no me he podido desenganchar en un buen rato.
No habría pensado nunca eso del metro ( ya que no me gusta mucho)
Pero hay que ver que me has echo interpretar todos los momentos jeje
Un besote.

Anónimo dijo...

me ha encantado el final. lo has descrito con tanto realismo y con tanta imaginación a la vez. eres un hacha, de eso no cabe duda. si no estuvieras, habría que inventar uno como tú.

gracias por haberme hecho pasar un rato estupendo leyendo tu post.

saludos.

paseillo dijo...

Gracias....por el momento de lectura.

RdB dijo...

Está claro que "érase una vez el hombre" ha hecho mucho daño...
:P

claradriel dijo...

YOU make me feel.

Eres grandeeeeeeeeeeee. Ais, Amor-Arc, cada día te quiero más.


(Escribe yaaaaaaaaaaa, publica, concursa, whatever!!!!!!!)

Y tantas alusiones a la caquita?? Ja, es que ahora, eso es modernérrimamente romántico.

Mil baci.

Elena -sin h- dijo...

Yo quiero coger el metro con vosotros.

Blackrose dijo...

Esto... yo pasaba por un blog, vi el link al tuyo, me colé y ...tachán!

Nada, que ha sido un placer no mareante el leerte y me ha encantado el texto, a ver cuándo me toca a mí la parte final de la mirada... que ya va siendo hora.

Si me lo permites voy a comprar pastillas para el mareo y me sigo pasando...

Un besito!

Anónimo dijo...

Reencuentro tus letras y siguen brillando... y me planteo empezar a abandonar el coche para montar más en metro...

Anónimo dijo...

Si, si... vuelvo, con melancolia y nueva etapa, dejando de lado el sol y kedandome en la sombra ;)

Anónimo dijo...

Apretadérrima... qué buena la palabra,
Y dan ganas de montarse en el metro mientras escuchas la canción que acompaña al post.

Anónimo dijo...

¿Lo ves? Al final el metro te está gustando y todo :) Sólo tenías que darle una oportunidad. Por cierto, me encanta la canción... Mucho :)

Román Ahuí dijo...

Te dejo mi correo, para ver si pudieras contactarme. Estoy interesado en alguno de tus textos.

contrasilencio@yahoo.com.mx

Bito dijo...

Que sepa usted que comienza a convertirse en uno de mis idólos... es increíble como va mejorando cada post. Y más que increíble a ratos pareciera imposible, pero sucede.

De canijo tengo el recuerdo de viajar en metro, y la imagen que siempre me viene a la memoria es el de mujeres jóvenes (en aquel entonces ya sabía distinguir la juventud) masticando chicle de menta y mirándome. Siempre masticando chicle de menta. Y mi cara, mi cara de niño y de futuro incierto aunque posible reflejado en los cristales del vagón, sobre fondo negro... toda una linda metáfora o alegoría... lo que usted prefiera.

sb dijo...

no sabría que hacer con tanto tiempo...

Thsbonilla dijo...

que bueno es encontrar a alguien que te salve del anonimato de un metro. Quizá veas a gente que es todos los días la misma, pero encontrar a esa persona...esa que te hace especial...dios! como cambian así los viajes en metro.

Un beso!

whatever dijo...

el metro y los trenes son los sitios mas fantàsticos que hay, yo sigo buscando mi ciudad ideal: mar / metro/ historia

barcelona?

sidney?

todavia debo explorar!

:-)

el Shysh dijo...

Esa que describes es una emoción rara, aunque de vez en cuando pasa. Cruzar un segundo la mirada con alguien que comparte la misma vena que atraviesa la ciudad. Es lindo porque normalmente las cabezas estan gachas, los ojos tristes, ausentes, cerrados u ocupados en lecturas diversas. A veces pienso si todos somos humanos, por qué somos humanos que no dicen nada? Últimamente disfruto de la compañía de mis co-pasajeros de minibus. Todo el mundo se saluda, se preguntan por aquel dolor, por los hijos, se despiden al llegar a su parada. Me demuestran que la ciudad puede ser tierna y amable.

Anónimo dijo...

.

Ay, qué bonito el final. Y qué bien se lo pasa uno en el transporte público espiando a la gente.

Un besito