Dicen que si te echas alcohol en una mano y tienes los santos cojones de prenderle fuego no te quemas…, sólo arde.
No es lo mismo si pones la mano encima de un mechero encendido. Ahí sí que te quemas, te lo garantizo.
¿Cuántas veces has deseado echar alcohol encima de tu vida, prenderla y verla arder pero sin llegar a quemarte? Yo muchas... Y ni que decir tiene que no hablo de quemar el cuerpo físico. No estoy tan mal.
Es algo así como flamearte las ramificaciones nerviosas para acabar sintiendo..., simplemente sentir...
Notar en la piel llamaradas de sensaciones que no queman, sólo arden. Acabar lanzándose a lo bonzo hacia las emociones.
No sabría explicarlo bien, pero me gusta.