domingo, febrero 25, 2007

Sobredosis de cansancio.

El otro día un drogadicto me reconoció..., y no porque hubiéramos sido compañeros de papelina, sino porque hace un año o así me paró por la calle e intentó convencerme de que se dedicaba a la “humanitaria” labor de limpiar los jardines de jeringuillas (digo yo que las que él mismo usaba) y a repartir condones a la gente a cambio de “una ayudita”. Recuerdo que lo miré y le dije “pero esa labor ya la realiza el comité antisida y no piden nada a cambio”. Creo que lo dejé descolocado y no sé qué zarandajas me contraría, lo único que sé es que la otra noche aún se acordaba de mí… Me quedé con las ganas de decirle “La próxima vez que nos veamos será en el infierno, amigo mío, y ahí tengo entendido que no hace demasiada falta los condones”.

El otro día también me manché los pantalones de aceite y no, no es porque mis poros supuren esta sustancia (algunos ya estaban deseando poner ese malintencionado comentario) sino por una revoltosa gota de la ensalada. Mi madre me dio un spray de esos que si lo aplicas en la mancha al poco tiempo desaparece... Es curioso como se va formando una capa blanca encima de la mancha y acaba absorbiéndola por completo. Casi inmediatamente se me ocurrió la idea de rociarme entero con ese spray para que absorbiera todas mis manchas internas y que, finalmente, yo mismo terminara desapareciendo, pero creo que el producto era algo tóxico y habría sido peor el remedio que la enfermedad. Una pena.

Hoy estoy cansado, y no porque haya dormido poco (aunque lo he hecho mal e intermitentemente)… Me he levantado cansadísimo, como si durante toda la noche hubiese soportado en mis espaldas el peso de todo el tiempo perdido que ha ido engordando y amontonándose durante mis últimos años. Que sí, que Manolo García dice que "nunca el tiempo es perdido", pero yo odio a Manolo García y su música que “suenasiempreigual”, así que no me vale.


El cansancio de lo que no ocurre afecta y me cansa más que el cansancio de lo que verdaderamente ocurre. No sé por qué cojones pero es así. Y a Manolo García que lo follen.

viernes, febrero 23, 2007

Obsesión musical aderezada con un sutil recuerdo reciente.


Guillemots - Made up love song#43


Y una lágrima sigue los raíles de mi cara mientras oigo pasar el metro a escasísima distancia..., justo el mismo que todos los días va viajando como una lágrima por los surcos de la cara de la tierra.

... The best things come from nowhere...

martes, febrero 20, 2007

Horneando la vida.


Y mientras escucho cómo las tijeras cuchichean entre si detrás de mi oreja, miro el reloj del horno con cierto ensimismamiento y admiración por algo que aún perdura después de tantos y tantos años, aunque sea poco y mal.

Observo quedamente como los números salen y se van metiendo dentro del horno uno detrás del otro, con cadencia militar, con aroma a fracaso, con los hombros caídos, con los ojos cerrados... Y supongo que es porque, de alguna manera, los minutos quieren descongelarse, los segundos ser gratinados, los unos retorcerse, los ceros despegarse, los treses arrastrarse, los cincos ampollarse la barriga con las quemaduras, los nueves dar cabezazos para salir de allí, los ochos adelgazar a modo de sauna, los sietes ser los héroes de la cuadrilla (por eso de la suerte)..., y así conformar un tic-tac con otro color más doradito y saludable mientras bailan la danza de la muerte bajo las luces de "neón" del grill.

Y ansío escuchar el “ding” para abrir la tapa y encontrar mis horas recién hechas, en su punto y listas para ser vividas, sin embargo lo único que escucho son los quejidos de las tijeras y los suspiros entrecortados de un peluquero ex-fumador cuyos minutos están casi tan carbonizados como sus propios pulmones.

Hay que joderse.


Audio: Fatima meets Kuriaki - Carillion

domingo, febrero 11, 2007

Vuelta a la selva.

Burjasot ya no huele a mierda. Se ve que la lluvia se ha llevado el olor a otra parte.

Pues sí, he vuelto a casa de mi amiga P., que sigue odiando-amando a su ex y ambas protagonizan “El Perro del Hortelano II: El ladrido de las bollos” porque es que la otra ni come ni deja comer, oye. De todas maneras veo que mi amiga está bien, alegre, contenta y me quedo más tranquilo al oírle decir que le gusta mucho llegar a casa y vernos en el sofá o pululando por allí.

Enfrente de donde vivimos hay una Iglesia que no tendría nada de particular si no fuera por la pantalla luminosa al más puro estilo “marcador de baloncesto” que hay colgada en la fachada y que reza: “Te invitamos a usar el silencio de este lugar para hablar con Dios”, entre otras frases absurdas de colores chillones. La cosa tiene historia, y es que los feligreses ganaron la susodicha pantalla al estar 24 horas seguidas rezando el rosario… Yo imagino que era elegir entre eso o el suministro gratis para un año de hostias sagradas. Ellos optaron por el marketing e hicieron bien.

Me han llamado para trabajar haciendo encuestas en una galería superpija de Valencia, de esas donde un traje de chaqueta negro normal y corriente cuesta 200 € y hay más visones y cacatúas por metro cuadrado que en el Rey León. El caso es que acepté porque era algo puntual (cinco días) y sólo por la tarde.

No es muy divertido estar 5 horas de pie intentando parar a la gente y que te respondan a una encuesta soporífera, por eso me he encontrado muchas frases de señoras cargadas de bolsas en plan “ay no puedo, tengo mucha prisa", pero yo creo que, en realidad, lo que pasaba era que no podían contestar a las preguntas por si se les saltaban las costuras de la cara… Nunca he visto tanta operación junta, virgensanta. Sin embargo me he encontrado gente amabilérrima, como aquella chica embarazada que leía la revista “Cáñamo” o la brasileña del bolso de Channel que me tocaba el brazo cada dos por tres y se reía como si tuviera unas bolas chinas permanentemente insertadas en su interior.

Han sido sólo cinco días encuestando y yo lo que quiero es trabajar de lo mío, pero algo es algo. Por cierto, sigo odiando el metro, sobre todo cuando entras y te agarras a una barra que anteriormente ha sido tocada por alguien y la notas caliente y resbaladiza..., ¡qué ascazo!…, aunque ahora que lo pienso, si fuera una polla no me daría tanta grima.

Siento ser tan ordinario. Dentro de unos días vuelvo a mi ciudad y buscaré mi sensibilidad perdida, lo prometo.

Qué mareo.

sábado, febrero 03, 2007

Esperando lo esperado.

Lo esperado solamente es el comienzo…

… Lo inesperado es lo que cambia nuestras vidas

Anatomía de Grey 3x13 “Great Expectations”


En cierta manera estoy de acuerdo con los guionistas de Anatomía de Grey, pero quizá matizaría algo. Yo quiero cambiar mi vida (estoy en ello), eso es lo que espero, poder conseguirlo… Espero empezar a vivir en una ciudad que no es la mía, espero encontrar un trabajo allí, espero alquilar un piso, espero aprender a poner una lavadora, espero ser más independiente, espero hacerme con las calles (que no hacer la calle), espero conocer gente nueva, espero no agobiarme, espero vivir con él y seguir aprendiendo juntos, espero viajar, espero ir a conciertos, espero seguir manteniendo las amistades de siempre, espero empezar a vivir, espero… También lo que uno espera puede cambiar tu vida, ¿no? Lo inesperado ya vendrá (nunca me gustaron las sorpresas…), y si viene y cambia más cosas, pues que sea para bien, ¡cojones!

Audio: Alanis Morissette - No pressure over capuccino