miércoles, enero 14, 2009

Achinando los ojos.


Hace casi un año que le di a la tecla pause de este blog y hoy me permito alejar el dedo por un momento mientras me lo pongo en la perilla intentando adivinar qué contar y qué callar.

Este blog me pincha mientras escribo, me trae demasiados recuerdos que quedan ya en el fondo de un saco con agujeros... Y sé que aún queda mucho para que los recuerdos que sobrevivan se tornen romos y no hagan herida. Demasiado, diría yo.

En un año pueden pasar muchas cosas y se me atropella todo en la cabeza en forma de tsunami de sucesos. Como resumen diré que no ha ido demasiado bien, sino todo lo contrario..., pero no voy a compadecerme de mí mismo, ni ser negativo, ni siquiera dar detalles. Los detalles me los coso en las sienes para que no se me olviden nunca.

Y, poco a poco, me voy conviertiendo en ese fuelle que sopla lo negativo para avivar el fuego que queme toda la mierda que ha inundado mi vida a lo largo de estos meses. Y muto en bayeta de microfibra amarilla mientras recorro las conclusiones que saco de todo ésto dejándolas totalmente relucientes. Y me transformo en luz parpadeante del módem deseando ser el reflejo estable y fijo de una bombilla, aunque sea, de bajo consumo. Y me doy cuenta que, de un tiempo a esta parte, mis arcadas me salen por la nariz convirtiéndose en algo desagradable para mí, por eso ahora tomo Biodramina. Por eso callo.

Por eso mismo.