domingo, diciembre 30, 2007

Los últimos coletazos.


Saboreo un café en la oscuridad de mi habitación -no sé por qué pero sabe mejor que con luz-. Le doy vueltas lentamente con una cucharilla emulando algo que he sabido hacer muy bien en mi vida; ir en círculos una y otra vez.

De fondo suena Pinknruby y, mientras, observo cómo el antivirus chequea mi ordenador de arriba abajo, carpeta a carpeta…. Es curioso, me quedo pensando y decido hacer lo mismo con mi vida en este último año. Mes a mes. Chequearla. Y me doy cuenta que se ha cumplido todo (o casi todo) lo que me propuse cuando en diciembre del año pasado decidí dar el paso de salir de mi ciudad e irme a otra. Totalmente perdido en medio de una densa niebla y sin saber qué iba a pasar.

No ha ocurrido nada por arte de magia ni de un día para otro, sino con esfuerzo, paciencia y un poco de ayuda… Este año me ha demostrado que la vida puede cambiar si te mueves, dejando atrás la huella de tu cómodo sofá, enfrentándote a algo que no sabes cómo va a resultar y echándole huevos revueltos con ganas, ilusiones y una pizca de miedo, para qué engañarnos…Puede que no sea una receta universal, pero debería serlo.

Y el antivirus termina y detecta un spyware, y supongo que sí, que habrá alguno de esos en mi vida…, pero creo que le van a dar mucho por culo. El por culo más grande del mundo, mira lo que te digo.

Así que arriba niños, que llega un nuevo año y puede que este SÍ que sea diferente. Lo deseo de verdad.

Abrazos.

miércoles, diciembre 19, 2007

Bocados de lo cotidiano.


Lo de mi compañero de curro clama al cielo. Recuerdo haber comentado que creía que era una chica convertido en chico, pero no, es un chico chico, lo que pasa es que tiene una cara muy femenina y, paradójicamente, unos gustos remarcadamente masculinos. Ayer, sin ir más lejos, me preguntó si había visto las noticias de deporte, que si me había enterado que Koeman había prescindido de Cañizares y Abelda… Menos mal que no pudo ver mi cara de estupefacción y horror detrás del ordenador porque no tenía ni puta idea de lo que me estaba hablando. Le contesté que no, que no había visto las noticias, pero me dieron ganas de decirle que a mí me hablara de esgrima con dos penes, de encestarla en un hoyo, de comidas de pértiga o de natación estilo mariposa, que todo eso iba más conmigo…, pero me callé, claro.

Por otra parte Burjassot no deja de sorprenderme. A parte de que cada dos por tres hay una caída de red de Vodafone (que sí, que me lo ha dicho la dependienta de la tienda de aquí, esa a la que denomino la chica “A dos metros bajo tierra” por la raíces negras de su pelo rubio), bueno, pues a parte de eso, el domingo pasado salimos a dar un paseo por un parque cercano a casa que está totalmente cruzado por unas vías de tren, así, en plan decoración..., o al menos eso pensaba yo hasta que pude ver con mis propios ojos como un minitrén de verdad, con gente (también de verdad) subida encima, esperaba a que el maquinista pusiera rumbo a…, ¿los árboles del fondo? No tengo ni idea, el caso es que me hizo mucha gracia ver a esos padres con sus hijos en brazos y las piernas flexionadas hasta casi descoyuntarse encima de un tren liliputiense…

Aún con esa visión en las retinas el día acompañaba, así que nos sentamos en un banco solitario con el sol de cara y los abrigos puestos. Yo saqué mi cigarrito de la felicidad, tú tu libreta de apuntes. Yo inhalaba humo, tú exhalabas palabras mientras leías lo que habías estado escribiendo durante muchos años… Yo me recosté sobre tus piernas y te pedí que me tocaras el pelo…, estaba allí pero no, todo cobraba sentido a golpe de calada. Y recuerdo que me regalaste una de tus frases, algo así como que debemos darle sentido a la vida quitándole sentido a las cosas. Muy adecuada para mí (me conoces tan bien). Y me cantaste la canción que quería escuchar en ese momento mientras el sol me hormigueaba la cara y mi cuerpo viajaba por las notas imaginarias que salían de tu garganta. Y me di cuenta que no estábamos aquí, sino más allá, justo como la canción que entonabas en ese preciso instante…, a mano derecha, en algún lugar sobre el arco iris. Justo ahí. Los dos.

Audio - Somewhere over the rainbow

jueves, diciembre 06, 2007

Atípico, bienvenido.


No tengo puente, me jodo... Al menos hoy ha sido un día diferente.

Me he hecho un trasquilón enorme en el pelo por mi manía de jugar a los peluqueros como quien juega a saltar la vida en una comba y se cae de morros. Me lo tengo merecido. Él se ha reído de mí cuando se lo he enseñado. Descaradamente, además.

Después del disgusto hemos ido a un parque que no conocíamos y que ha resultado estar lleno de familias peperas con hijos paseando y navegando por el lago, fachorras de pelo cano con perro, parejas felizmente vestidas de sport, ciclistas y, luego, nosotros dos.

Después todo ha pasado muy rápido. He sacado el cigarro concienzudamente líado, he destapado mi barriga para que le diera el sol y que, de paso, mi ombligo sonriera un poco. Me he acordado de la escena de “Happiness”, esa en la que el pedófilo se imagina en un parque matando indiscriminadamente con una recortada a la gente que tranquilamente disfruta del día. Pero no, en mi cabeza no era yo el que mataba a los demás, sino uno de los impactados por la bala... Hoy no me siento asesino de masas.

Y nos hemos cruzado con una perra llamada Loli, y también con la señora Miliki... -¿Quién?-..., sí, esa señora que va pintada como un payaso. Luego hemos pasado por el rincón de los bulldogs franceses -¿por qué coño le ha dado a todo el mundo por comprarse ese raza de perro?-. Te robo un beso y me empalmo –pero no te lo dicho-... Me quitas un pelo que me sobresale de la ceja y me duele a morir... -pero casi no lo noto, es raro-.

Y por la tarde una niña tan guapa e inteligente como su prima pregunta “¿Qué hay arriba…, el mundo?”. Y no sabe la razón que tiene, porque a veces pienso que el mundo esta arriba y nosotros vivimos en otro sitio..., mejor o peor, pero en otro sitio.

Audio: My little airport - Coka, I´m fine.

sábado, diciembre 01, 2007

Killing twin.


A veces las gotas rebosan el vaso, o lo que es lo mismo, la leche se derrama de la botella. Pero lo peor es que no logro encontar una balleta para limpiar todo el desastre, así que sólo me queda echarle kellogs y comérmelo todo…, como siempre.

Mirad lo que os digo, nunca jamás, ni aunque os amenacen con meteros un bomba lapa dentro del culo, os echéis pareja que tenga un mellizo porque, y lo digo por experiencia, no os casaréis con uno, sino con dos… Parece una gilipollez, pero no lo es. Se pasa mal, muy mal, cuando hay una dependencia mutua entre ellos y te ves obligado a compartir algo que, a veces, no te apetece compartir. Llamadme egoísta, puede que no os equivoquéis, pero odio con toda mi alma las relaciones hiperdependientes, aún a sabiendas de que soy más depediente de lo que pienso…, ah, y contradictorio, por si no os habéis dado cuenta, ¡pero esa no es la cuestión!

Y me tengo que calmar para no darle un mordisco a ese cordón umbilical que los une y destrozarlo como un perro haría con una longaniza, sobre todo en esas ocasiones dónde me siento relegado a un tercer, cuarto o quinto plano. Y lo más gracioso es que todo es visto con normalidad por esos dos pares de ojos mellizos (no por los de los demás), y me quedo perplejo, con la lágrima a punto de salir, cuando él no hace nada y me acusa de celoso y de no tener razones. Es frustrante. Histéricamente frustrante.

Pues sí, seré egoísta, celoso, un niñato, un histérico…, pero ellos nunca entenderán la impotencia que se siente, porque yo no tengo un mellizo que tire de mí para casi todo; viajes, actividades lúdicas, tiempos libres y casi para limpiarse el culo en el W.C.

No paro de pensar en esas relaciones que se rompen por un tercero, sin que hayan cuernos de por medio, claro…, aunque a veces creo que uno de ellos está enamorado del otro. Cada vez estoy más convencido, más frustrado y más desilusionado porque él no me entiende ni se pone mínimamente en mi lugar, sólo se deja resbalar suavemente por el tobogán que parece ser el cordón sin saber decir que no a nada, aprovechándose de los bienes que le aporta esa dependencia. Parece una tontería, pero para nada lo es. Me está minando.

Dadme paciencia porque los mellizos duran toda la vida… Bueno, eso o dadme un machete.

domingo, noviembre 25, 2007

Las coco y muy poco.


Ahora noto que el tiempo pasa tan rápido como las hojas del “Hola” en una peluquería. Será porque tengo menos, y, encima, el poco que tengo se escurre como la arena de la playa cuando se te mete en la raja del culo.

Últimamente, y debido a la novedad, es el trabajo lo que inunda mis pensamientos, así que casi no aparecen ideas brillantes en mi cabeza. Es como si se quedaran en la cola, al final de todo, con los brazos cruzados y dando impacientes toquecitos con el pie en el suelo. Espero que no sea siempre así, porque sino apaga y vámonos.

Sin embargo me he dado cuenta de dos cosas muy importantes; que los hombres hucha existen y son esos que se duermen con la boca abierta en el bus y que, además, cuando los miro, me quedo con unas ganas enormes de meterles una moneda de 50 céntimos en la boca. Y, bueno, en otro orden de cosas, también he caído en la cuenta de lo maravilloso que es verle los ojos cuando le regalo algo que no se espera, así, sorpresivamente... Observar esas lucecitas intermitentes en plan ovni y hacerles señales para que aterricen dentro de las mías. Como un contacto interespacial.

Y ahora me voy, que Cocorosie me esperan esta noche en el Greenspace. ¡Iuju!

Audio: Cocorosie - Rainbowarriors

domingo, noviembre 18, 2007

Poco a poco.


¿No os pasa que, a veces, la vida os ciega tanto como cuando miras al sol de frente y tienes que cerrar los ojos o poner una mano delante para no deslumbrarte? A mí me ha pasado, pero mejor eso que tener que andar a tientas porque todo está oscuro. Yo lo prefiero.

Y siento como que empiezo a estar dentro de algo llamado sociedad. Y oigo “clics” cuando paso por algunos sitios, como si las baldosas del suelo empezaran a encajar poco a poco, como si el puzzle de mis manos se fuera construyendo pieza a pieza. Y ya no tengo que dar tantos saltos titánicos como antes para no caerme…, aunque uno nunca se puede confiar. Ni se me ocurre. Todo lo contrario. Tengo listas las zapatillas con bomba de aire…, listas están, pero casi siempre desatadas. Suele ser ley de “atleta de la vida”.

Y ya viene el frío, y cuando se me congelan las ideas les pego un repaso y llego a la conclusión de que poco a poco las cosas se van cumpliendo, lo que pasa es que hay una lista muy larga y todo va lento. Además, me cuesta reconocerlo. El otro día él me preguntó que cuándo me iba a reconciliar con la vida y, la verdad, no sé qué me ha hecho, pero creo que es un mecanismo de defensa, una actitud. A ver si este invierno en vez de coger el abrigo del pesimismo cojo el del optimismo, que queda mejor y estiliza más… O eso dicen.

Audio: Alicia Keys - Tell you something

domingo, noviembre 11, 2007

No hay nada más triste que ser Burjassotero.


El otro día me empadroné en Burjassot. Lo debía de haber hecho hace mucho, quizá por aquello de que si alguna vez me quiero/puedo comprar una casa (brrrffff) y pido una ayuda pues seguro que me piden estar empadronado y jeringas de ese estilo.

Cuando he terminado de hacerlo me he sentido mal…, algo así como si traicionara a mi Murcia del alma, como si renegara de ella, y es todo lo contrario... Ha sido raro, pero justo hoy me he dado cuenta de lo feo que es Burjasot y sus gentes (aunque lo de que huele a mierda es algo que ya sabía). Me he cruzado con un señor con cara de muñeca pepona aplastada que escupía algo que bebía en un vaso de papel en plan arcada, luego me he topado con un caniche que quería montar a un gatito gris que, cariñosamente, se le insinuaba restregándose contra el suelo al lado de un contenedor de basura que tenía unos zapatos negros encima. No sé, todo muy raro. Y ahora soy de aquí, de dónde los perros follan con gatos.

El jueves empecé en mi nuevo curro (en valencia capital) y, bueno, bien, un poco agobiado por la saturación de información, porque me tengo que poner al día de todo, porque tengo poco tiempo para comer, porque tengo poco tiempo en general, y porque me va a tocar comerme algún marrón que otro sin ayuda de nadie, me lo veo venir. Me hace gracia por que el chico al que sustituyo fijo que es gay (lo he visto cantar canciones de Malú en medio de la empresa y enseñar sus calzoncillos verde lima). A parte de eso, uno de mis compañeros (el que realiza las mismas funciones que yo) físicamente parece una chica que se ha convertido en chico, no sólo por su cara femenina, sino por la actitud física y psicológica tan hipermasculina que tiene. Son tonterías, lo sé, pero en vez de una empresa de trabajo temporal puede parecer el teatro chino de Manolita Chén. Pronto iré “desgranando” a mis otras compañeras, a ver qué dan de sí.

Ah, espero que no haya nadie de Burjassot leyéndome…, aunque dudo que aquí sepan lo que es un blog, la verdad.

Ah, y el otro día caí en la cuenta de que no hay nada más triste que el pan Bimbo congelado, por mucho que digan los de Hidrogenesse.

Audio: Hidrogenesse - No hay nada más triste

domingo, noviembre 04, 2007

Vueltas.


Yo de verdad que no me lo explico. Hace un par de semanas me planteaba la posibilidad de volver a mi ciudad natal abandonándolo todo, yéndome con el sabor de la derrota en la boca, que, por cierto, sabe igual que el día después de una borrachera, algo así como la mezcla entre un sabor ferruginoso y semen. Pues sí, todo así de drástico. Me voy, qué lastima pero adiós. Sin embargo las cosas se han ido arreglando. Ha sido todo como un terremoto, como si la tierra se abriera, y de la misma manera que todo se desgarró estruendosamente volvió a encajarse y a cerrarse… Eso no quita para que, como consecuencia, hayan quedado una serie de grietas sobre las que hay que ir echando cemento con mucha paciencia y esfuerzo... Paciencia y esfuezo de dos, claro.

A parte de eso consigo, de la noche a la mañana y para mi sorpresa, un curro decente acorde a mi titulación, a mi formación y a mis expectativas, más o menos lo que yo andaba buscando desde que llegué a Valencia. Aunque, bueno, no cobro un dineral, pero ya es un salto cualitativo y cuantitativo... Y no dejo de pensar que la vida es una compañera de baile un tanto hija de puta, que te da vueltas cuando ella quiere, que, muchas veces, te lleva por dónde te da la gana. Ella siempre será la profesora de baile y tú el puto alumno que la intenta seguir torpemente.

Y me acuerdo de una frase que releí hace poco en mi libro fetiche, Océano Mar, que dice: “Después no es que la vida vaya como tú te la imaginas. Sigue su camino. Y tú el tuyo. Y no es el mismo camino. Es así.

Y no tengo ni puta idea de nada, de si Alessandro Baricco tiene razón o no. Lo único que sé es que espero que la vida me deje quietecito una temporada... ¡ah! y que vaya tirando piedras a su paso para poder seguirla y no perderme. Cojones.


Audio: Koop - I see a different you

lunes, octubre 29, 2007

Recuerdos mojados.


Últimamente veo borroso. Y no es que mis dioptrías hayan aumentado, ni tampoco es que vaya borracho las 24 horas, ni siquiera es porque el canal de la vida esté mal sintonizado en la televisión que resulta ser mis días... Yo creo, más bien, que es por culpa de las lágrimas que saltan desde el trampolín de mis pestañas haciendo un doble mortal. Peligrosamente caen y realizan el eslalon de la frustración por mi nariz. Y se quedan en la punta esperando saltar hacia el vacío, de puntillas, mirando absortas como quien mira hacia un punto lejano esperando a que se torne nítido, con miedo a deshacerse mientras caen y que, finalmente, cuando toquen el centro de mi pecho, ya no sean nada. Sólo recuerdos... Recuerdos mojados.


Audio: Sigur Ros - Samskeyti

sábado, octubre 20, 2007

Una triste reflexión.


He llegado a la conclusión de que una relación de pareja es como el cordón umbilical de un neonato..., no hay duda de que te da la vida, pero como, desafortunadamente, se te enrosque en el cuello es muy posible que te asfixie o, incluso, te acabe matando...

Audio: The Obligations - In between days

sábado, octubre 13, 2007

Tuercas rosas.

Post-it encontrado y robado en una calle de Murcia.

El cielo está rosa y quiero que lluevan panteras rosas.

Poder abrir la boca hasta hartarme y terminar vomitando hasta lo más rosa que llevo dentro. Teñir las calles de ese color para que Dorothy del Mago de Oz siga el vómito rosa en vez de baldosas amarillas y que, finalmente, encuentre el camino a su hogar de una puta vez.

Lo miro y lo pienso con el mp3 puesto, dudando si cambiar de canción o no, con el dedo preparado, con la duda enganchada en los cables. Y es que a veces la vida se asemeja a ese momento de duda, porque en un segundo y con un solo movimiento puedes decidir si quieres que tu vida suene como una canción acústica-melancólica, en plan poppy-feliz, duro como una canción hard-rock, emocionante como una BSO de aventuras, o tal vez prerfieres dejarlo todo en pura incertidumbre, en modo “pause”. Con un movimiento de dedo, con un simple cambio de chip se puede. Click.

Y ya es de noche, y en el balcón, mientras fumas, ves a lo lejos una montaña donde las casas la iluminan por completo, en toda su superficie…, y te fijas y parece una tarta de cumpleaños; las velas las casas, el chocolate la oscuridad de las rocas. Y, casualidades de la vida, el domingo es su cumple y piensas que deberías regalarle un kit de mecánica por lo mucho que te está apretando las tuercas. Porque se empeña en retorcerlas, en tensarlas al máximo, en estrangularlas…, hasta el punto de que, por primera vez en mi vida, he visto una tuerca llorar.

No sé qué hago mal, pero por más esfuerzo y empeño que pongo nunca es suficiente. Quizá el regalo debiera ser para mí…, un supercurso de mecánica donde aprenda a apretar tuercas para ponerme a su altura y no hacer lo que hago…, callarme y tragarme mis esfuerzos frustrados como si de una pantera rosa se tratase. Y así, de esa manera, me doy cuenta que no sabe igual de dulce que cuando era pequeño, sino todo lo contrario. Se clava y se enrosca por dentro, como una tuerca.


Audio: JJ72 - Nameless

viernes, octubre 05, 2007

En el metro.


Muchas veces tengo la sensación de que ir en metro es como ir por las venas de la ciudad, como si me convirtiera en parte de su riego sanguíneo-mecánico, fluyendo por dentro, de un órgano a otro encima de unos raíles-vena, yendo a parar al intestino delgado para que finalmente te termine cagando en tu parada correspondiente y puedas ser libre.

Es curioso. En una ocasión creí ver a un niño de unos 11 años muy parecido a mí cuando tenía esa edad; desgarbado, ausente, con un remolino en el pelo, de mirada escurridiza, moreno, delgado y de cara alargada. Por un momento dudé si me había equivocado de metro y había cogido el de mi propio pasado, lo cual me dio mucho miedo… Sólo espero que hayan cerrado esa línea para no montarme nunca más.

Y otro día vas y te encuentras al lado de la puerta de salida al típico cachitas de camiseta Jack & Jones apretadérrima, y cuando te dispones a salir no sabes si apretar el botón rojo o uno de sus pezones a lo Mazinguer Z. Y te vas cruzando con gente y, ensimismado, te preguntas si alguno de ellos será terrorista…, que seguro que en sus casas lo son. Terroristas sentimentales. Terroristas de lo cotidiano.

Pero me quedo con la sensación de estar rodeado de desconocidos y, de repente, reconocer su cara entre la multitud. Entonces aceleras el paso, pides perdón por los empujones sin mirar ni siquiera a la cara de la gente que vas atropellando a tu paso, alargas la mano y le tocas el hombro justo como él te toca la pierna cuando por la mañana dormitas mientras se prepara para salir. Y ves como se da la vuelta, e inmediatamente notas como con su mirada rocía magia encima de ti, como si fuera un aspersor, fina y delicada magia encima de ti, refrescándote de la anodina realidad. Y entonces inicias otro viaje, pero esta vez dentro de sus ojos…, sin paradas ni apeaderos. Con un bono que vale para los 365 días del año del resto de tu vida.


Audio: Milosh - You make me feel

viernes, septiembre 28, 2007

Raíces.


Me llama la atención los suelos abombados que, a veces, me encuentro por ahí y que parece como si fueran a estallar de un momento a otro. Entonces coges y te miras los pies e, inmediatamente, ves el suelo deformado mientras te preguntas qué habrá debajo. Y caes en la cuenta de que al lado hay un árbol de considerables dimensiones y que debes estar encima de sus enormes raíces que parecen pugnar por salir.

Eso me hace pensar que a las personas nos pasa lo mismo, que en ocasiones se nos acumulan cosas por dentro, nos crecen las raíces y nos deforman por fuera, nos alteran, no somos nosotros mismos con todo eso ahí metido sin posibilidad de salir, creciendo día a día, a punto de explotar, luchando por ver la luz, asfixiados en busca de oxígeno, teniendo cada vez menos espacio por dentro.

Y otro día pasas por al lado de una inmensa playa y observas a un matrimonio mayor sentados en la arena mientras miran el mar en silencio, sin tocarse. E imaginas sus raíces por debajo de la arena, las del uno enroscado en las del otro. Y caes en la cuenta de que cuando estás con una pareja mucho tiempo la cosa es así, miras hacia a un mismo mar mientras las raíces, por dentro, van entrelazándose poco a poco, como si fueran dos manos. Hasta que encajen. Oxigenándose entre sí. Mirando hacia el mar.... Así.


Audio: Yann Tiersen & Shannon Wright - Pale White

viernes, septiembre 21, 2007

Fruslerizándome.

Me encanta ver cabecear de sueño a la gente que va en el bus de largo recorrido y pensar que en una de esas sacudidas grandes dónde se les cae la cabeza hacia un lado encontrarán el significado de la vida o la solución a algún problema gordo, y entonces se despertarán repentinamente, pondrán la cabeza y el cuello rectos, sonreirán felices, contentos y agradecidos a la compañía de autobuses… Así debería ser.

Justo el otro día se sentó delante de mí un chaval que se durmió inmediatamente dándose unos coscorrones increíbles contra la ventana durante la mitad del trayecto. Por un momento dudé si estaba en el muro de las lamentaciones o en el bus de camino a Valencia.

Luego, otro día, vas y fumas más de la cuenta y miras por el balcón y ves en el parque de delante de casa como un señor mayor con una bolsa verde en la cabeza intenta subirse a un aparato metálico de cuatro patas e imaginas que quiere colgarse para practicar la asfixia autoerótica mientras se pajea en plan exhibicionista, pero no…, enfocas la vista y te das cuenta de que es un anciano con una gorra verde de publicidad que pasea tranquilamente con su taca taca metálico a paso de tortuga…, y entonces te ríes un poco de ti mismo. La risa salva.

Y esa misma tarde le haces una foto a algo que hay en tu nevera y que miras y remiras intentando averiguar si es el miembro amputado de algún caballo de la casa real, si es Alien el noveno pasajero o, por el contrario, la polla de Amor de Gran Hermano. Y no encuentras respuesta.

Y viajando descubres que te gustan los túneles porque en ellos siempre es de noche y la vida de fuera apenas llega como no sea en forma de ráfaga o haz de luz…

Y miras como los túneles tienen una entrada y una salida que suele estar iluminada porque conecta con el exterior, y entre medio oscuridad…, y te das cuenta que es como la vida. Cuando naces tu madre te da a luz, ves la luz y entras de lleno en la vida, inmediatamente te metes en el túnel, vives unos cuantos años y cuando te llega la hora de morir, ¿no dicen que ves una luz a lo lejos?…, pues yo creo que eso es porque ves la salida del túnel. Allá, en el fondo a la izquierda. Y todo eso te viene a la cabeza mientras buscas un mechero para iluminar el túnel que resulta ser tu propia vida.

Y disfrutas de las peculiaridades de la gente, como las de una compi de curro que dice pantalones de “piquillo”, mientras te quedas con ganas de decirle “¿Cómo los pimientos, no?”

Y, por último, cuando llegas a casa buscas en los cajones y revisas los papeles de compra de la parcela en la que invertiste hace mucho…, allá, en algún sitio sobre el arco iris.

Esperando que no la ensucien.

Esperando que no la usurpen.


Audio: Enon - Natural Disasters

jueves, septiembre 13, 2007

Funambulista.


Las heridas se abren, las brechas también, los frentes lo hacen de par en par y por triplicado... ¿Qué clase de ensañamiento es éste?, me pregunto, ¿es algún chiste que la vida cuenta a la muerte mientras se toman un café?... Gracia, lo que es gracia, no me hace, la verdad.

Miro por la ventana mientras los poros de mis mejillas absorben licor de lágrimas. Noto como se emborrachan y cantan canciones melancólicas con un piano de fondo. Veo los cables de la luz cruzando el cielo nublado y me siento funambulista encima de ellos…, el funambulista del tendido eléctrico quiero que ponga en mi DNI, con miedo de dar un paso en falso. Es fácil, o me caigo o me electrocuto…, o llego al otro lado, claro.

Ríete tú de los de “Perdidos”. No hay que irse a una puta isla para sentirse así… Es simple, sólo hace falta darse una vuelta por la isla que todos llevamos dentro. Eso sí, mala suerte si no sabes el camino de regreso a la civilización. Y no esperes que nadie vaya a salvarte porque, desafortunadamente, no sirve de nada. Es un espejismo.

Sal de allí haciendo el muerto, sal de allí braceando, pero sal de allí por lo que más quieras, me digo a mí mismo.

Y le doy las gracias por enseñarme el camino, por hacerme saber una vez más que está ahí... Ahora sólo hace falta que mis pies reaccionen y salten el charco de arenas movedizas que tengo frente a mí para abrazarle de nuevo. Como antes.


Alicia Keys - No one

viernes, septiembre 07, 2007

En la sala.


La butaca de la sala de espera me hace un gesto pornográfico. Quiere que ponga mi culo encima de su cara… Y yo lo hago.

No me gustan los hospitales pero he venido a acompañar a mi padre que se dedica a leer el periódico hasta que le toque el turno. Él se sienta frente a mí. A su lado tres sillas vacías pero ocupadas por tres espíritus de enfermos errantes…Dios mío, cuánto mal nos ha hecho la peli “Ghost”.

Desde que llegué no he podido quitarme el nudo de la garganta…, ni siquiera tragándome la lengua para intentar deshacerlo pacientemente con ella. Imposible.

En la cafetería del hospital he visto a dos chicas abrazadas y llorando desconsoladamente… Me habría gustado unirme a ellas. En vez de eso me dediqué a pedir una ensaladilla rusa y una catalana de jamón… Mis lágrimas me las comí de postre. No me sientan bien, me dan acidez.

Aqui, en la sala, se respira un aire repleto de palabras tabú, de explicaciones no dadas, de aparente calma, de una tranquilidad nerviosa, de una asepsia manchada…Y, mientras, en mi mp3 suena Radiohead en acústico. Llego a la pequeña conclusión de que la vida a veces duele como si fuera la desgarrada voz del cantante de Radiohead… Duele como cuando te aprietas las sienes y sigues apretando, y aprietas más fuerte porque, seguramente, la vida te duele parecido a eso y, sin embargo, seguimos apretando más todavía.

Llaman a mi padre por megafonía. Le toca el turno, y a mí me toca esperar. Junto a mí se levanta el espíritu de una señora canosa y se sienta el desasosiego.

Me he dado cuenta de que me parezco más a mi padre de lo que yo creo…, lo cual me da más miedo que el aseo para inyectados que está a mi derecha o incluso que el poster del niño de la pared que me manda callar con un "¡Pssszst!".

Debe ser muy raro eso de meterte en una especie de tubo y estar diez minutos sin moverte mientras una máquina te espía por dentro y te hace fotos en contraste con los líquidos que te han inyectado dos horas antes… A veces la vida parece eso, un mero tubo en el que estás sin moverte un buen rato mientras te hacen fotos poco favorecedoras. Aunque quien dice un buen rato dice media vida, claro.

Abro el periódico que me ha dado mi padre al irse y en la sección de crucigramas leo: “Confianza en que ocurrirá o se logrará lo que se desea”. Nueve letras.

“Esperanza”, escribo.


Audio: Radiohead - Creep (acústico)

domingo, septiembre 02, 2007

Consecuencias de un verano con mucho tiempo para pensar.


A veces es inevitable abrazarse al bucle del tedio y que te dé una vuelta hasta que digas “para, por favor..., creo que voy a vomitar”. Y notas como de repente se para en seco y te escupe en medio de una carretera secundaria vacía, y sientes frío hasta que te das cuentas que estás desnudo, como envuelto en líquido amniótico... ¿o es la saliva del bucle?

Y quieres convertirte en letra de una canción de Pastora, y ansías transformarte en melodía de móvil para poder mover algo dentro del interior de las personas al sonar, e intentas olisquear los problemas de los demás para ver si huelen peor que los tuyos, y te pones desodorante de aloe vera para que no se te irrite la vida con la que viniste bajo el brazo al nacer.

Así es como el verano te lanza rayos de sol. Gracias a ellos llego a la conclusión de que el Rey Midas tenía un hermano que convertía en mierda todo lo que tocaba, es más, todos tenemos días en que nos sentimos como ese hermano... ¿me equivoco? Somos los grandes hacedores de mierda que intentamos no tocarnos a nosotros mismos por lo que pueda pasar.

Y tumbado en la esterilla las lindes de mi cuerpo desaparecen, y empiezan a caer cascotes de piedra a la arena... Son mis muros, mis murallas, mis paredes, mis habitaciones, mis infiernos..., mi vida.

Mientras, aprieto el brazo fuerte para que no se me caiga, la muy cabrona.

Audio - Yonderboi - Soulbitch

miércoles, julio 25, 2007

Ahora sí.


Antes no, ahora sí.

Será durante el mes que viene cuando el papel de mi libreta absorba de nuevo mis vómitos estivales ya que estaré desconectado de todo un tiempecito.

Me gusta la sensación de revolcarme en folios de vez en cuando. Llenarme de tinta la espalda, hacer un 69 con la M, correrme dentro de la O, acariciar el rabo de la Ñ, ponerme de lunar el punto de la I, peinarme con la E y susurrar secretos en la barriga de la D.

Retomaré hábitos y desecharé otros. Remarcaré líneas y borraré otras. Recubriré mi cuerpo de salitre y con la arena rascaré mis negatividades. Reinventaré castillos de arena y los destruiré en las noches de estrellas impares. Reimplantaré estupidez a lo serio y seriedad a lo estúpido.... O al menos intentaré todo eso.

Cierro la puerta durante una temporadita..., pero dejaré la llave puesta.

Feliz verano, niños.

Ahora sí.

domingo, julio 15, 2007

Recta final.


Dos semanas me quedan para irme de vacaciones (no pagadas) y cuento los días en un ábaco cuyas cuentas pesan demasiado para mí.

Me voy porque quiero bañarme en la playa para ver si mis frustraciones se diluyen o se van en bandada en busca de alguien que sirva de carnaza más que yo.

Me voy porque me apetece fumar porros en una cala nudista y que mis preocupaciones se me escapen por la boca en forma de humo.

Y sí, quiero hacer circulitos humeantes con mis pensamientos y deshacerlos con el dedo hasta que desaparezcan junto con mi conciencia... Ya volverán. Saben el camino de vuelta.

Y sí, acepto “pensar” como animal de compañía, pero este verano, por muy mal que esté, lo dejaría abandonado con mucho gusto para que me dejara en paz aunque sólo sea unos cuantos días. Sin embargo creo que va a ser imposible.

Mi estancia aquí no ha sido todo lo que yo esperaba..., demasiada tonalidad gris. Quizá le debería sacar punta a mis lápices de color este verano. Quizá debería sacar a pasear más a menudo al animal de compañía del que hablaba antes..., pero me da miedo que cague algunos pensamientos que no quiero recoger.

Y sin más, suspiro.

Y sin más, me sumerjo en mí.

lunes, julio 09, 2007

En Arcos de las Salinas.

Arcos de las Salinas (Teruel)

Es curioso eso de llegar a un sitio y no tener cobertura... Es tan fácil como desconectar el móvil y perder casi de inmediato la noción del tiempo junto con la sempiterna sensación de estrés urbano. Apagas el móvil, apagas la vida.

Es extraño como a la hora de dormir el silencio se hace silencio de tal forma que uno cree haber muerto..., o mejor dicho, que el resto del mundo ha muerto y que sólo la luz que entra por el resquicio de la ventana ha sobrevivido a la bomba atómica de ese silencio con denominación de origen.

Y me rodean conversaciones sobre el infinito pero yo callo... Callo dentro de mi mundo finito y cerrando levemente los párpados de mis ojos finitos me agarro a él para no caerme mientras cuento las estrellas que se han quedado clavadas en mi mente y que aún tintinean por mi cabeza.

Sin embargo llega el momento en que necesitas un chute de pasos de cebra, sonidos de metro, el olor del asfalto quemado por el sol, el ascensor que baja y vomita gente, la vida que circula a 90 por hora en ciudad, etc.

Y es que al final va a tener razón el libro que me estoy leyendo y que dice que somos unos silenciófobos y unos ruidoadictos..., con miedo de que el silencio nos pueda susurrar al oìdo (siempre verdades) o quizá temiendo que nosotros mismos nos convirtamos en silencio y acabemos desapareciendo al doblar una simple esquina.

sábado, junio 30, 2007

Exoesqueleto.


Hoy me da por describir el exoesqueleto de mis días. Lo de fuera. De mis días.

He empezado a currar por las mañanas en un sitio nuevo. De mis tres compañeros uno de ellos es gay, muy gay... Tan gay que cuando lo vi bajar por las escaleras me recordó a un cervatillo feliz o quizá a campanilla yendo de nenúfar en nenúfar. Su pelo es indescriptible, con el flequillo liso y peinado al más puro estilo lametón de vaca que, inmediatamente, le sube en forma de cresta “tiburonera” y le hace ser el escualo más peligroso del asfalto.

Por el contrario, en mi curro de la tarde hay nueva becaria que es igualita a Mortadelo…, no sólo de cara sino por la ropa que lleva, que parece que vaya disfrazada. Combinaciones imposibles, estilos inclasificables, look al más puro estilo oligofrénico. Un cuadro.

Lo del metro en estas fechas no tiene nombre…, bueno sí, “peste a sobaco”. Es increíble, infrahumano, narcotizante, implacable. Las moscas caen fulminadas y poco falta para que lo haga yo también. Delante de mí se sienta una señora con cara de mala (a veces es inevitable pensar en ese tipo de cosas), con semblante de hija de puta y las pestañas colmadas en rimmel. Y la miro y pienso que es su maldad la que se concentra en las pestañas en forma de pegotones y grumos y que quizá sea la persona más buena del mundo, pero sus pestañas dicen lo contrario.

Y el jueves Aterciopelados en concierto. Me fascinó. La cantante iba vestida de mamá noela cósmica con chanclas de mercadillo (ver foto) y en plan telepredicadora nos dijo que todas las mujeres son mamás kármicas, que basta de barbies y de silicona, que las mujeres tienen que escuchar, comprender y ayudar…. Un pelín machista ella, pero con una voz y un directo increíble.

También en el metro noto que un cura me mira de reojo durante todo el trayecto y termino mosqueadísimo. Sólo al final descubro que es estrábico... Tiene cojones.

Otro día describo el endoesqueleto de mis días. Lo de dentro. De mis días. Hoy no me apetece.

Aterciopelados - Complemento

domingo, junio 24, 2007

Pensamientos como brasas.

La espátula de mi presente va quitando poco a poco las capas de mi paciencia y las va poniendo en un bote que cierra, precinta y tira al mar... Por eso nunca busco mensajes en una botella sino botes que puedan contener mi paciencia perdida.

Estoy seguro que cualquier día esa espátula va a terminar quitando trocitos de mí después de estallar... Uno aquí, uno allá, por todos los rincones de esta habitación a la que estoy empezando a tomar manía.

Hay alguien enfrente de mí que me sonríe... No logro descifrar su mueca, pero no me gusta.

-Te quitaron puntos por conducir tu vida demasiado despacio -me dice muy bajito.

Y me escupe, y busco mi paciencia entre su saliva, pero no está.

-Odias los finales felices, ¿verdad?..., ¿entonces por qué coño buscas uno?-me dice enseñando los dientes-. Debes saber que las paradojas nunca suelen sonreírte, y si lo hacen es para burlarse de ti.

Sus palabras crepitan dentro de mí como lo hacen las brasas en una hoguera de San Juan... Y me doy cuenta que sólo consigo arder por dentro y que por eso mi paciencia está a punto de morir achicharrada.

Necesito un oasis y creo saber dónde encontrarlo... O no.

sábado, junio 16, 2007

Huelga de grises.

Es lo que tiene inspirarse en los momentos más bajos, que parece que uno esté todo el día amargado o llorando por los rincones como la zarzamora. Pues no, oiga, ni mucho menos.

Es irremediable e inmediato, cuando estoy “mal” sólo quiero escribir y es ahí cuando me salen esos post en forma de vómito (como los dos anteriores), esos en los que parece que esté en medio del desierto recogiendo arena para mi reloj y guardando por si se me gasta.

Esto es evasión, inspiración y tristeza mezclada en un mismo bol, pero siempre acabo poniéndole otros ingredientes a mi vida real, me obligo a hacerlo... Lo que escribo aquí son retazos de una vida, y qué casualidad que los trozos que más me gusta escribir (o los que mejor me salen) son los más oscuros y deprimentes..., aunque no son los únicos, sino menuda agonía.

Y es que tenía en la recámara otro post de los “cortavenas”, pero no me da la gana, me niego, me pongo en huelga de colores grises.

Y aunque no tenga nada que ver, me apetecería entrar a un garito y escuchar todas mis canciones seguidas, una detrás de otra, emborracharme y que se me desgastaran las rodillas de bailar..., sólo de bailar, malpensados.

Y creo que entro, bailo, ardo y muero... Que sí.

Stonebridge - Put em high

viernes, junio 08, 2007

Ahí fuera.


Los sonidos que vienen de la calle me atropellan...; niños jugando en el patio del colegio, campanadas electrónicas provenientes de la iglesia, el soniquete del metro que está a punto de pasar..., y yo doblando las bragas recién lavadas de mi compañera de piso mientras soy atropellado por la vida que fluye ahí fuera.

Me da en el pecho, se choca contra mí y yo casi ni lo noto..., sigo doblando, sigo escuchando a Sol Seppy, sigo sentado en la mesa, sigo como si nada a pesar de que el fluir de la vida acaba de impactar conmigo, dejándome empapado de pies a cabeza.

Las tangas se enredan en mis manos igual que mis sueños. Intento doblarlos, pero no quedan bien... Son demasiado endebles, son demasiado débiles... ¿Las tangas o mis sueños?

Da igual. Escucho cómo la vida hace los coros a Sol Seppy y no sé si es buena combinación. Demasiado triste. Noto cómo las teclas negras del piano invaden a las blancas..., y las invasiones nunca fueron buenas, así que me levanto, cierro la ventana del balcón e impido que los sonidos sigan irrumpiendo en mi rectángulo vital.

Voy a ducharme...

Voy a ducharme e intentar descubrir si la vida también se escucha por el agujero del desagüe. En ese caso pondré un tapón.

Sol Seppy - Love´s a boy

domingo, junio 03, 2007

Me canso.


Me canso.


Me canso y me gustaría criogenizarme hasta que desapareciera esta sensación.


Me canso y me encantaría notar cómo las preguntas acarician mi espalda igual que si pasara a ras de un campo de espigas volando al estilo mariposa y no como por una plantación de cactus.


Me canso y quisiera exfoliarme la impaciencia para quitarle el “im” de tanto frotar y frotar.


Me canso y es casi una emergencia, por eso cuando voy en el metro me quedo mirando el cartel que pone “En caso de emergencia tire de la anilla” y me dan ganas de tirar fuerte a ver qué pasa...


Me canso y tiraría la toalla para que la lavadora de las certezas me la pudiera devolver completamente limpia..., como en un anuncio de la vida perfecta, como ese que siempre esperamos protagonizar y nunca lo hacemos.

miércoles, mayo 30, 2007

El ataque de las gaviotas.

Este aparato pulula por mi casa... Tengo la hipótesis de que sólo sintoniza la Cadena Cope.

Pues sí, el pasado domingo me tocó ser presidente de una mesa electoral en mi querida Murcia, qué hermosa y pepera eres.

En un principio hasta me hizo ilusión, pero ésta se esfumó cuando supe que iba a ser el pringao que se tenía que quedar hasta las tantas, hacer el escrutinio, rellenar actas, guardar cola en el juzgado, etc. Lo que no me dijeron es que tendría que lidiar con gente gilipollas, pero eso pasa también en la vida diaria, así que…

Mis vocales (y no me refiero a "a,e,i,o,u") eran unas verdaderas joyas. El primero un chaval joven, futbolista, con las caderas y el culo de una brasileña embarazada y que se equivocaba al copiar los nombres aún teniendo el D.N.I. delante. El segundo era un señor diabético que se escaqueaba cada cierto tiempo para pincharse insulina, que tardaba una eternidad en buscar a las personas en el censo y que hacía la misma función que un jarrón del Ikea... Ante tal panorama tuve que sacar toda la paciencia que se puede tener un domingo a las 8 de la mañana y la envidia de ver como en la otra mesa se ayudaban los unos a los otros, como buenos cristianos electorales.

A parte de eso, y de tenerlo todo controlado, tuve que bregar con los interventores del PP que malmetían contra los del PSOE..., como si fueran unos críos, mismamente como si fueran los alumnos que habían hecho los dibujos que decoraban las paredes del colegio... Ahora resulta que la política no es ganar, sino ganar a costa de pisotear al contrario o joderlo, pero yo fui imparcial y no me dejé influenciar por nadie, y menos por alguien de un partido que está en contra de los matrimonios homosexuales. No soy yo muy político que digamos, pero por ahí no paso.

Conversaciones absurdas sobre Fernando Alonso, el culo de la votante número 145 y la diabetes del segundo vocal adornaron mi mesa durante 13 interminables horas…Y encima, al final, no nos cuadraban los votos por uno. Menos mal que el representante del ayuntamiento (que era maricón y me sonaba de haberlo visto por ahí) tuvo la brillante idea de que pusiéramos un voto en blanco para que cuadrara. “¿Todos de acuerdo?”, y se oyó al unísono... “¡SI!”. Y es que la gente tenía más ganas de irse que Rita Barberá de celebrar su victoria con una botella de vino y un coño.

En fin, una experiencia más que no quisiera repetir en lo que me queda de vida.

Ah, y para postre (nunca mejor dicho) un interventor del PP pasó una bandeja de dulces, me comí tres y aún sigo vivo. Qué extraño...

jueves, mayo 24, 2007

Ley de blogger.


¿Por qué todo el puto mundo termina diciendo “adiós” a su blog?

No descubro nada si digo que la vida son momentos que se unen a modo de bolas chinas, pero eso no quita para que sienta rabia cuando alguien con el que disfruto leyendo cierra una etapa a golpe de portazo y, junto a ella, su propio blog, dejándome con la nariz aplastada y tres palmos de la misma.

Lo que en un momento fue importante termina siendo un pasado rancio y sin sentido, un ramillete de letras que se diluye entre billones que ocupan la red..., esa es la sensación que me deja. Como cuando te comes una fruta demasiado verde y se te queda la boca rasposa..., es ese sabor desagradable que termina esfumándose cuando engulles algo dulce o bebes agua.

Aparece gente, se va otro tanto. Y me acuerdo de algunos con cariño y, a la vez, me cago en ellos y en los buenos momentos que me hicieron pasar. Esos mismos momentos que decidieron poner a secar en un cordel como si de un embutido se tratase..., supongo que, para que con el paso de los años, sepan mejor.

Y lo que más miedo me da es que algún día, tarde o temprano, terminaré haciendo lo mismo. Es inevitable. Es ley de blogger.

viernes, mayo 18, 2007

Escaleras ascendentes.

Y me doy cuenta de que la vida debería ser una escalera del metro de Valencia; ascendente y donde todos los obstáculos se tuvieran que poner por educación a la derecha y, así, dejarte libre el lado izquierdo para avanzar hacia arriba sin problemas..., hacia el sueño.

Y desde que estoy aquí me doy cuenta de que sueño con más intensidad... No sé si será esa la razón, pero él dice que duermo con el ceño fruncido. Quizá me duerma enfadado, pensativo o frunza el ceño ante la imposibilidad de fruncir todos mis sueños hasta sacarles el jugo y poder pegarles un trago hasta emborracharme con ellos.

Y sueño que en sus brazos me siento como si fluyera en líquido amniótico, que nuestro día a día es el cordón umbilical por el que me alimento sorbito a sorbito y la placenta es como el sombrero de nuestras coincidencias y señales. Hasta que finalmente me doy cuenta que no es un sueño.

Y avanzo un peldañito en la escalera del metro que es la vida... Ese metro dónde la gente se escruta las caras como si estuviesen jugando a polis y cacos, intentando encontrar al culpable..., sin darse cuenta que los culpables son ellos mismos.

Y no me queda otra que volver a dormir dejándome llevar lentamente por el sonido de escalera mecánica ascendente que es su respiración. Hacia arriba..., hasta allí.

sábado, mayo 12, 2007

El ObserCLAtori: la crónica.

Al final parí un fin de semana movidito… Con razón no paraba de darme patadas en la barriga durante toda la semana.



Me encantó conocer a Claradriel y poder “pekar” con ella. Apareció con un regalito (el de la foto) y con una inmensa sonrisa de colores (a juego con su ropa) que no desapareció en ningún momento. Su vitalidad, sus anécdotas, sus despistes y su autenticidad me cautivaron por completo. Un gustazo conocer a mí María de Medeiros valenciana. Y es que si yo fuese lesbiana o hetero (esto es más impensable) se iba a enterar…


Festival Observatori 2007

-¿Esa es Marge Simpson?

-No, es una moderna.

Bien podría ser ese el resumen del día 11 en el Festival Observatori 2007, pero como veo que queda muy poco musical especificaré un poco más.


Dorian - A cualquier otra parte

Los catalufos Dorian salieron a escena en el Palacio de las Artes y las Ciencias como si aquello se tratase de un desierto, porque no había ni Dios... Mientras se iba llenado, y con un sonido pop-electrónico más que pegadizo, los Dorian hicieron las delicias de los que allí estábamos coreando sus canciones y meneándonos modernilmente... En el el caso de que no te gustara su música ya estaba el cantante con su camiseta talla “S” para enseñar el caminito de pelos que bajaba del ombligo hacia su poppy-polla y, al mismo tiempo, también podías deleitarte con la moderna de la chistera de lentejuelas (véase la foto) que llevaba una guitarra de juguete, unas medias multicolor y, a la vez, hacía pompas de jabón (todo una showoman con ganas de protagonismo). El concierto fue corto pero bueno y divertido…, como un polvo con el cantante, vamos.


Jay-Jay Johanson - She doesn´t live here anymore

Lo primero que pensé al ver salir a Jay-Jay Johanson fue “Coño, no se parece tanto a Doña Rogelia como yo creía” y “A este le hace falta meterse entre pecho y espalda dos o tres paellas de conejo seguidas”.

Jay-Jay no se mueve en el escenario, es estático y algo soso…, lo que se mueve es su voz. Se te mete por el oído de inmediato y luego se va insertando por cada uno de los recovecos de tu cuerpo hasta que todo tú eres Jay-Jay.

Su música se fue apoderando de nosotros con un directo perfecto y sublime. Fue algo etéreo, casi como el propio Jay-Jay. Sin duda vimos a uno de los grandes..., anoréxico pero grande. Menuda paradoja.